Reacciones

El discurso de Felipe VI rompe el eje ideológico de Pedro Sánchez

El PSOE se alinea con PP, Ciudadanos y Vox en su respaldo a la alocución del Rey, mientras sus socios dentro y fuera de Moncloa lo censuran

El Rey Felipe VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
El Rey Felipe VI y el presidente del Gobierno, Pedro SánchezJAVIER LIZÓNAgencia EFE

El tradicional discurso del Rey genera las, también, tradicionales disensiones partidistas. Antes incluso de que Felipe VI se dirija a los españoles en Nochebuena y desvele el contenido de su intervención, ya se podría anticipar el posicionamiento de unos y otros sobre unas palabras que todavía no ha pronunciado. En esta, como en otras cuestiones sensibles y de Estado, se rompe el eje ideológico. La compacta mayoría de la investidura –que esta semana ha tenido al Tribunal Constitucional como pegamento– se fragmenta y el PSOE se alinea con las posiciones de PP, Ciudadanos y Vox; mientras que sus socios, dentro y fuera de la Moncloa, lanzan furibundas críticas contra la Jefatura del Estado.

La crisis institucional que se ha desatado en los últimos días creó un controvertido contexto para interpretar las palabras del Monarca, que hizo una nítida llamada a la unidad, rechazando la división, y alertando sobre el deterioro de la convivencia y la erosión de las instituciones. «Necesitamos instituciones sólidas, que respondan al interés general y ejerciten sus funciones con colaboración leal, con respeto a la Constitución y las leyes, y sean ejemplo de integridad y rectitud», señaló Felipe VI en su discurso.

Aunque en el debate político, el PSOE y el PP lleven meses acusándose mutuamente de saltarse la Constitución y de ser los responsables del citado deterioro de las instituciones, ambos partidos hicieron suyo el discurso de Felipe VI y vieron colmadas sus inquietudes, pese a que no hubo una mención expresa al bloqueo del Consejo General del Poder Judicial ni a la reciente modificación del Código Penal o la crisis con el Tribunal Constitucional. Para Cristina Narbona, presidenta del PSOE, el Rey «acertó en su diagnóstico una vez más» y de sus palabras ensalzó el llamamiento a la «reflexión» y la responsabilidad para fortalecer las instituciones, así como su marcado carácter europeísta.

Por su parte, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, hizo hincapié en la defensa de la Constitución o del legado de la Transición y desde su partido celebraron el llamamiento «a la concordia, al diálogo y a afrontar la actual crisis institucional» o las alusiones a la integridad territorial. «Los españoles formamos una de las naciones más antiguas del mundo, y a todos nosotros corresponde decidir sobre nuestro futuro», afirmó la número dos del PP, Cuca Gamarra. Además, la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, aprovechó la ocasión para pedirle al presidente del Gobierno que «escuche más al Rey que a Junqueras y a sus socios», mientras que Vox enfatizó que los españoles «tenemos que seguir decidiendo juntos nuestro destino».

En el espectro contrario, el de los aliados naturales de Pedro Sánchez, el tono fue de crítica unánime. Desde el otro partido que forma parte del Gobierno se cuestionó la «falta de legitimidad democrática» del Rey, una circunstancia que, bajo el punto de vista de Rafa Mayoral (Podemos), le impide cumplir «la función de arbitrar» que le otorga la Constitución. Los morados tildaron de «decepcionante» y «repleto de vaguedades» el discurso, que permite a «monárquicos de izquierdas y de derechas reclamar la autoría o sintonía con el mensaje real, en un ejercicio de vasallaje impropio del siglo XXI».

Desde el PNV emplazan al monarca a «aceptar la realidad de las naciones» y las «modificaciones constitucionales» que implica. Le reprochan además que al hablar de deterioro institucional reparta «culpas de una manera generalizada sin apuntar a nadie» y sin que se sepa «a qué deterioro se refiere exactamente»: si al Tribunal Constitucional o al CGPJ. El portavoz de los nacionalistas vascos en el Congreso, Aitor Esteban, pidió al monarca que se «aplique el cuento» a la Corona y ante los escándalos de su padre Don Juan Carlos impulse una reforma para limitar la inviolabilidad del Rey al estricto ejercicio de sus funciones públicas.

En la misma línea se pronunció Jon Iñarritu, de EH Bildu, que afeó las «palabras huecas» del mensaje, a su juicio «un tostón soporífero indeterminado para que cada uno entienda lo que quiera» que además obvia el tema territorial. Al president de la Generalitat y dirigente de ERC, Pere Aragonès, el mensaje real le ha «reafirmado» en sus «valores republicanos» y alejado de una monarquía no ve como «ejemplo de rectitud ni de integridad», los conceptos a los que aludió el monarca para reclamar instituciones que respondan al interés general. «Llamarle ‘’polarización’' al secuestro de las instituciones es elegir», denunció por su parte Íñigo Errejón, líder de Más País.

También hay actores que denunciaron las realidades ausentes del discurso, como la España Vaciada o el cambio climático. Teruel Existe reprochó que no abordase dos de los «problemas más graves del país» como la falta de cohesión territorial y la despoblación», mientras que Greenpeace veía necesario aludir a la crisis climática en el año más caluroso y con peores incendios.