Todo lo ocurrido en Algeciras acredita que es un atentado yihadista

Intentar convencer a los feligreses católicos de que la única religión verdadera es la musulmana; como no le hicieron caso, volver con una catana y, al grito de “Ala es grande” y “Muerte a los cristianos”, emprenderla a machetazos con los presentes; atacar dos iglesias de forma simultánea e intentarlo con una tercera; no mostrar, aparentemente, ningún arrepentimiento.

Todos los datos que se conocen sobre los trágicos sucesos de ayer en Algeciras apuntan claramente a un atentado de etiología yihadista, de los que se preconizan en las redes sociales del Estado Islámico (Daesh, Isis), según medios antiterroristas.

En las publicaciones de esta banda terrorista se repite machaconamente que la única religión verdadera es la musulmana, que los demás, en especial los cristianos, son infieles y que hay que acabar por todos los medios con ellos. Desde que se lanzó en 2015 la estrategia de “Derribar la Cruz” (de Cristo), los yihadistas de Daesh han seguido fielmente el guion marcado. Filipinas, Sri Lanka, Francia y otros tantos países han sido objeto de atentados.

El que fuera jefe “militar” de Daesh, Mohamed Adnani, lanzó un mensaje que se repite machaconamente en redes: “si no podéis encontrar una bomba o una bala, destrozadles la cabeza con una piedra o asesinarles con un cuchillo, atropelladlos con vuestro coche, tiradlos desde un lugar alto, estranguladlos o envenenadlos”.

Tras la derrota del “califato” que mantenían en Siria e Irak, Isis ha redoblado su “guerra cibernética” y desarrolla una intensa actividad a través de sus redes sociales con el fin de adoctrinar a musulmanes como actores, “lobos” solitarios. Muchos de ellos son detenidos gracias a la eficaz acción de las Fuerzas de Seguridad y se ha podido demostrar que, cuando los terroristas pasan a la acción, habían interactuado con cabecillas del Estado Islámico que normalmente residen en Siria.

En el caso del atacante de Algeciras, las investigaciones que se puedan realizar sobre sus teléfonos y otros aparatos telemáticos, si es que los tenía, permitirá determinar si había consultado páginas yihadistas.

En cualquier caso, el patrón de actuación de Yasin Kanza es el de un yihadista. Tratar, como suele ocurrir, de que estamos ante un demente (no se está muy cuerdo cuando se llega al fanatismo de los “lobos solitarios”) es una forma de encubrir lo que es un peligro real y creciente.

A ningún país le gusta tener atentados de este tipo, por la alarma social que crean entre la población, pero la realidad es la realidad y ello no supone, en el caso de España, ningún demérito para las Fuerzas de Seguridad que, desde el 11-M, han evitado muchas acciones criminales y han detenido a 1.088 presuntos terroristas de este tipo.