Jornadas
La Academia de Jurisprudencia defiende la libertad de prensa como "condición necesaria" de la democracia
Juristas debaten sobre información y populismo y el derecho de la sociedad a recibir "una información veraz"
La Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España -integrada en el Instituto de España- ha debatido sobre "El populismo y la información en el momento actual", un acto que contó con la presencia, entre otros, del presidente emérito del Tribunal Constitucional (TC) Juan José González Rivas.
Durante la presentación de la sesión, el académico de número y presidente de la sección "Derecho de la Información", Pedro Crespo de Lara, destacó que la libertad de prensa es la "condición sine qua non para que podamos hablar de democracia", aunque -añadió- para alcanzar una democracia en el grado de madurez deseable “es necesario tener otro requisito, además de la libertad de prensa: la educación".
Los ponentes fueron el catedrático de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid José Luis Dader y el profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad Villanueva y académico correspondiente de la citada Real Academia Santiago Leyra-Cuirá.
En su intervención, el académico y expresidente de la Audiencia Provincial de Madrid Antonio García Paredes incidió en el derecho que establece la Constitución a recibir una "información veraz". Y es que, en su opinión, "si la transmisión de la verdad no fuese posible entre los humanos, tampoco sería posible la convivencia en libertad, en justicia y en paz".
A continuación, Jose Luis Dader, catedrático de Periodismo en la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, se refirió de forma expresa al papel de los medios de comunicación en la expansión del populismo y señaló que los medios "son colaboradores en esa expansión, aunque en muchas ocasiones son colaboradores inconscientes". Ello no significa, puntualizó, que los medios de comunicación estén a favor de la expansión del populismo, sino que el problema radica en que por las propias tendencias de lo que se llama "la lógica mediática", ésta lleva a los medios a necesitar todo aquello que capte audiencia.
"En una época de sobreabundancia de información y de debilidad de las empresas periodísticas, los medios tienen que captar la atención y se dice que el negocio hoy en día ya no es la información, sino que es la atención, porque lo que capta más atención es lo que resulta más estridente, extremista, radical", destacó al respecto Dader. Por esa razón, añadió, cuando un político utiliza una gran gestualidad o agresividad capta más la atención de los medios. Ante esta situación, los medios deberían ser capaces de denunciar "esos excesos y aunque no pueden evitar mostrarlos", reconoció, deberían demostrar "una cierta capacidad de reflexión intelectual para hacer la crítica de ello".
De esta forma, destacó, los periodistas tienen un papel enorme que desempeñar, que sería "poner en evidencia esas incoherencias, esas faltas de respeto a la realidad, y, además, poner en evidencia de donde viene todo ello, porque muchas veces los periodistas se quedan en que un político se está contradiciendo, pero no van más allá y hay que ver de dónde viene todo, del cuál es el clima cultural que alientas estas cosas. Sólo diagnosticando ese clima cultura se puede empezar a poner remedio".
Por su parte, Santiago Leyra-Curiá destacó como una gran parte de la población menor de 30 años "ni siquiera presta atención a los medios convencionales, sino que se mueven a través de las redes sociales, y por eso los partidos acuden cada vez más a difundir sus mensajes a través de las mismas, lo que facilita la difusión del populismo".
En su opinión, las "fake news" o noticias falsas es un fenómeno "mucho más grave de lo que parece" y para combatirlo no hay que restablecer la censura ni implantar un "ministerio de la verdad" o sancionar a un ciudadano que expresa una opinión o dice una "chorrada" en Twitter o TikTok, porque se acabaría con la libertad de expresión, "pero a un representante público que haya mentido en un tema grave", precisa, sí se le puede sancionar. Porque, argumentó, “la banalización de la mentira sí se puede combatir, poniendo en valor la verdad. Y así, cuando un representante nos miente y hay afectados por esas mentiras, entonces sí hay una línea jurídica para exigir responsabilidades, porque si todo es impune seguiremos viviendo en la mentira total".
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