
Las vacaciones del presidente
Los agentes que blindan La Mareta borran los insultos contra Sánchez
El presidente, bunkerizado. Se ordenó a seis guardias civiles que eliminaran una frase contra él que apareció en la playa. No cierran los accesos al mar, pero los escudriñan antes para garantizar que no haya incidente

El presidente del Gobierno bunkeriza la playa. Pedro Sánchez aterrizó en la isla de Lanzarote el 2 de agosto, donde pasa sus vacaciones junto a su familia en la Residencia Real de La Mareta, en la localidad de Teguise. Poco antes de que llegara, la Policía se encargó de retirar algunos coches aparcados en las inmediaciones del acceso principal. Este enclave institucional, gestionado por Patrimonio Nacional, es uno de los favoritos de Sánchez, que lo ha visitado en verano, en Semana Santa o incluso en Nochevieja.
Las fuentes consultadas por LA RAZÓN al tanto del dispositivo, el mas grande desde que es presidente, explican que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad –al menos 40 agentes– no tienen orden de cerrar al público el acceso al mar cuando el presidente esté presente. Pero sí deben establecer el perímetro de 400 metros que ya adelantó este diario. En cualquier caso, la residencia real de La Mareta dispone de un acceso privado al mar convenientemente custodiado. Además, los agentes tienen vigilada otra playa, en la isla de Tenerife, por si el presidente quisiera desplazarse allí.
El principal objetivo es evitar cualquier atentado contra él y su familia, aunque estas mismas fuentes explican que Moncloa también quiere evitar a toda costa que alguien tome alguna fotografía. Y, por supuesto, frenar abucheos, protestas o insultos que arruinen el descanso del presidente tras un final de curso marcado por la detención de Santos Cerdán, el ex «número tres» del PSOE. Aunque estas mismas fuentes detallan que seis de los agentes desplegados por Moncloa tuvieron que borrar, antes de que llegara el líder socialista, un insulto contra él («Pedro Sánchez, hijo de puta») que apareció escrito en la arena de una de las playas cercanas a la residencia de La Mareta.
La costa de la isla está siendo peinada por el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, una unidad encargada, entre otras cosas, del reconocimiento y la seguridad en eventos acuáticos y de la protección de instalaciones, embarcaciones y personalidades. Este grupo acompaña a los GRS, la otra unidad de élite del Instituto Armado que protege al inquilino de La Moncloa.
Coches camuflados
Lo cierto es que Sánchez quiere evitar a toda costa la exposición pública de los suyos, que disponen para sus desplazamientos de tres vehículos blindados «camuflados». En plata: con apariencia de vehículos normales para no llamar la atención de los lugareños o los visitantes. El convoy que sigue al presidente suele estar formado por coches Audi 8 Security a prueba de todo tipo de ataques, fácilmente reconocibles.
No obstante, el jefe del Ejecutivo, que quiere tranquilidad hasta que se marche de la isla el 25 de agosto –el 26 preside el primer Consejo de Ministros del próximo curso– también ha preavisado al equipo del helicóptero «Super Puma», en el que se desplaza también de manera habitual, para realizar, al menos, tres viajes privados en todo este tiempo por las Islas Canarias. El líder socialista dispone en La Mareta de todo tipo de comodidades.
El complejo cuenta con diez espacios independientes repartidos entre una y dos plantas. La residencia principal dispone de dos dormitorios, piscina privada y amplias terrazas con vistas al océano. Además, el recinto ofrece un gimnasio, dos piscinas más, una pista de tenis, una cancha de baloncesto y una extensa zona ajardinada de aproximadamente 10.000 metros cuadrados.
Fue el Gobierno de Mariano Rajoy, el 2 de diciembre de 2015, el que firmó el convenio con Patrimonio Nacional para que el Ejecutivo pudiera utilizar la residencia real de La Mareta, que adquirió el entonces rey de Jordania Husein I a finales de los años 70 y cedió después al Rey Juan Carlos el 22 de junio de 1989. De hecho, fue un «expreso deseo del Rey» Felipe VI poner este palacio «como bien al servicio de los intereses de España». Dicho documento establece que «el Gobierno compensará a Patrimonio Nacional por los días de utilización y en concepto de costes estimados de suministros, servicios y medios propios».
Patrimonio Nacional, dependiente del Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, ha culminado recientemente varias obras de mejora en este enclave, cuyo coste a las arcas públicas roza los 70.000 euros. La Mareta, además, es uno de los emplazamientos de Patrimonio Nacional con menos trabajadores del ente. Según datos de la institución, de 2021, tan solo cuatro personas de una plantilla de 1.167 efectivos desempeñan en Lanzarote.
El 41,2% trabaja en los servicios centrales, mientras que el resto presta sus servicios en las delegaciones y servicios territoriales del resto de lugares gestionados por Patrimonio Nacional, como el Palacio Real o el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial.
Sánchez se ha convertido una vez más este verano en el protagonista de una campaña de señalamiento. Cabe recordar que ha soportado en numerosas ocasiones la ira de buena parte de los españoles. En el Gobierno y en el partido asumen que el presidente «polariza». Quizá por ello, la asociación Hazte Oír, que desplegó una lona frente al Congreso de los Diputados en la que tachaba al presidente del Gobierno de «corrupto» y que fue retirada por una jueza, ha puesto la lona ahora en un globo aerostático que recorrerá España durante estas vacaciones. Hazte Oír, que ejerce como acusación popular en todas y cada una de las causas de presunta corrupción que cercan al Partido Socialista, insiste en llevar ahora por aire su cartel de marras, que ya fue visto en días pasados arrastrado por una avioneta.
La Mareta, en este tiempo, se ha convertido, además de en el lugar predilecto del presidente para las vacaciones, en el enclave donde celebra minicumbres políticas para afinar su estrategia. Sánchez recibirá al presidente catalán, Salvador Illa, que se ha convertido en un hombre clave en la estructura de poder del PSOE, ya que es el líder de la federación que más músculo electoral aporta a Moncloa.
También se verá con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Como ya contó este diario, Sánchez tiene en mente una remodelación del Ejecutivo a la vuelta de las vacaciones. Pero el líder socialista, que está inmerso en una operación de cortejo a sus socios, también prepara una cita con el presidente canario, Fernando Clavijo, de Coalición Canaria, socio del PP en el archipiélago.
El Gobierno canario dijo ayer que desde Moncloa se les contactó protocolariamente para ofrecerles «un encuentro». Y añadió que, independientemente del formato que sea, lo que le interesa al ejecutivo autonómico es hablar de los asuntos que ocupan y preocupan a su gabinete.
Todo indica que la reunión entre ambos se puede celebrar a finales de la semana que viene o comienzos de la siguiente. Aunque por el momento, los gabinetes siguen cuadrando fechas. Las vacaciones del presidente son gasolina para la confrontación política. En el Cabildo de Lanzarote saltaron chisas por una iniciativa del Partido Popular que pretendía declarar persona non grata al presidente del Gobierno. La idea no hizo ninguna gracia a Coalición Canaria.
Hasta el punto de que el presidente del cabildo, Oswaldo Betancort, se vio obligado a desconvocar el pleno en el que se iba a debatir. Los nacionalistas canarios creen que es totalmente innecesario desairar a un jefe del Ejecutivo encerrado en un búnker.
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