
Congreso Nacional
Aires de victoria en el arranque del congreso del PP
Los populares inauguran su cónclave vendiendo optimismo y unidad para dar la batalla
En el exterior del pabellón norte de Ifema rondan los 40 grados. Pese a ello, dirigentes del PP y más de 3.000 compromisarios acuden al XXI Congreso del partido. «Venimos de la ducha», dicen varios de los asistentes mientras acceden al auditorio. Con ironía, una diputada del PP gallego, amiga personal del presidente, comenta: «Para ducha, la escocesa que se mete Feijóo todos los días». Hete aquí la clave de la puesta en forma del gran líder. O sea, un hidromasaje con mezcla de chorros de agua caliente y fría para el bienestar del cuerpo y la mente. Un alivio relajante de tensiones que permite soportar a un adversario canallesco como Pedro Sánchez con serenidad, en primera línea de combate verbal, como un capitán de barco frente a la tormenta envenenada del «sanchismo».
Este es el perfil de quien todos en el recinto ven ya como próximo inquilino de La Moncloa. Ilusión frente a degradación, honradez frente a corrupción, buena gestión frente a despilfarro. «Un presidente para todos preparado para gobernar», dice el responsable de dirigir el cónclave, el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, muy aplaudido en su intervención de apertura.
Ante un vídeo tétrico de los casos de corrupción del PSOE, los populares arrancan este XXI Congreso en un escenario muy diferente a los anteriores. Cierto es que no gobiernan el país, pero lo es también que Feijóo ha ganado todas las elecciones a Sánchez sin poder asumir el mando por el chantaje del «bloque Frankenstein». Y lo es, aún más, la terrible situación de invasión institucional por parte del «sanchismo».
El gran vencedor de este congreso, el gallego Miguel Tellado, lo dice a cuantos se le acercan: «Hoy emerge un presidente de España y queda enterrado Pedro Sánchez en el Comité funeral del PSOE». El gallego, quien hereda aquella definición de Paco Álvarez Cascos como «general secretario», acumula todo el poder en el partido. En Galicia, algunos le llamaban el «dóberman» de Feijóo por su verbo acerado y cáustico. Pero Tellado ha sabido conjugar su lenguaje duro frente a la oposición con un talante negociador que le ha granjeado gran respeto en las organizaciones territoriales del PP.
Persona de absoluta confianza de Feijóo, gestor de las entrañas del partido –primero en Galicia y luego en Génova 13–, es elegido para un puesto de enorme relevancia ante el horizonte más incierto y bronco de la democracia.

Este es un equipo de combate, se comenta en los pasillos de Ifema ante el liderazgo de Tellado y la leonesa Esther Múñoz, azote parlamentario de unos ministros abrasados. «Fuera complejos, hija», le espetan algunos militantes. El cónclave respira aires de cambio, fin de ciclo. Muy diferente a otros del PP con críticas internas –recuérdese aquel órdago de Aguirre a Rajoy en 2017. Ni siquiera la todopoderosa organización de Madrid, tradicionalmente díscola con la dirección nacional, ha rechistado ante el modelo de primarias para votar al líder. «Ahora no toca», dicen en el entorno de Isabel Díaz Ayuso, esmerada en su total unión con Feijóo. La lideresa madrileña lo afirma alto y claro: «Pedro Sánchez es un dirigente peligroso, antisistema y una alarma para la democracia».
Grandes aplausos para el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, que saborea su paternidad y lanza un video: «Robaron las primarias, roban a los españoles y se roban entre ellos». «Eso, eso», clama el auditorio al grito de «ladrones y corruptos». El ambiente está caliente, como la temperatura de fuera. Dos militantes de Carabanchel le regalan unos patucos de color azul al bebé del regidor, que está cambiando pañales.
Entre los barones autonómicos se destaca la figura de Miguel Tellado como encargado de “coser” las heridas abiertas dejadas por el anterior líder, Pablo Casado, ausente por problemas de agenda. Mejor, dicen algunos. Congreso de unidad, sin costuras, en clave de victoria.
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