PSOE
Alarma en el PSOE por que Podemos les supera en el CIS
Alarma en el PSOE ante los resultados que arroja hoy el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondiente al mes de enero, y en el que los socialistas caen hasta la tercera fuerza política en estimación de voto, superados por el imparable ascenso de Podemos.
La crisis de liderazgo de Pedro Sánchez podría agudizarse de perder el pulso del bipartidismo respecto a un PP que amortigua el impacto de los de Pablo Iglesias y se mantendría como el partido más votado.
El líder del PSOE dio por zanjada, el domingo en Valencia, la crisis que embargaba desde hace semanas el seno del partido ante la pugna encubierta de poder con Andalucía. Este llamamiento a la unidad quedaría diluido y el clima de división interna volvería a tambalear los cimientos de Ferraz, ya que el trabajo de campo del barómetro de enero se realizó en pleno debate por el liderazgo ante la posible irrupción de Susana Díaz en la política nacional. Del escrutinio ciudadano se salva, al menos, la polémica cena entre José Luis Rodríguez Zapatero y Pablo Iglesias, pues el encuentro trascendió el último día de entrevistas.
Desde la sede federal no entran a valorar este posible y pésimo resultado hasta que no se haga público, pero la posición de Ferraz es bien conocida: respetan y miran de reojo las encuestas, al tiempo que destacan la buena valoración que cosecha en ellas su líder. El «efecto Sánchez» ha sido, durante los últimos meses, la mejor baza para el PSOE. Aunque el partido no acababa de remontar, el impulso del nuevo liderazgo había frenado su caída. Seis meses después de llegar a la Secretaría General parece que este factor se ha diluido y el partido volvería a transitar la senda tenebrosa marcada por Alfredo Pérez Rubalcaba.
Los temores de Ferraz casarían con los datos que maneja el PP y que situarían al PSOE como tercera opción para los votantes. En el barómetro del CIS de octubre Podemos ya asaltó el primer puesto en intención de voto –sería la opción preferida de los españoles a la pregunta ¿a quién votaría si hoy se celebrasen elecciones?–, pero quedaba relegado a la tercera posición cuando a este dato se le aplicaba la «cocina», poniéndolo en relación con el recuerdo de voto y otros parámetros. Ahora, sin embargo, escalaría a la segunda fuerza y haría posible el presagio del propio Pablo Iglesias: «El PSOE tendrá que elegir entre hacer presidente a Rajoy o a mí».
Fuentes internas del partido confían en que según se acerquen las citas electorales la revelación de Podemos se difumine y prime entre los votantes la responsabilidad de país, que pasa por el PSOE como fuerza más votada. Hasta ese momento, los de Pedro Sánchez seguirán su camino marcando su propio paso, sin mirar por el retrovisor lo que hace uno u otro partido.
Esto en teoría, pues el PSOE ha cambiado de estrategia en numerosas ocasiones. En un primer momento apostó por plantar cara a Podemos, amplificando el tono crítico contra el partido de Pablo Iglesias y criticando su estrategia de oposición a la oposición. El líder del PSOE arengó a diputados y senadores contra la formación en un discurso de tono pseudobélico en el Congreso en el que aseguró que estaban en condiciones de ganar en mayo.
El foco sobre Podemos apenas duró veinte días, Pedro Sánchez optó, entonces, por virar el rumbo e ignorar a la incipiente formación, construyendo un discurso de alternativa a la derecha. Esta postura, sin embargo, se tambaleó el lunes tras escenificar una firma a dos con el Gobierno en el Palacio de La Moncloa.
Si el PSOE cediera a Podemos su consolidada segunda fuerza, se convertiría en la pinza de Gobierno para un Ejecutivo de derechas o de izquierdas, una difícil disyuntiva que tendrán que sufrir en sus carnes los barones socialistas que se enfrentan a elecciones autonómicas en mayo y que pelean por marcar diferencias con unos y con otros, defendiendo una alternativa de izquierdas propia.
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