Perfil

El adiós de un fracaso anunciado

Participó en el 15-M y allí conoció a su gran mentor para entrar en el Gobierno de coalición, Pablo Iglesias. Hoy ya es historia

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, tras el pleno del Congreso celebrado este martes en Madrid. EFE/Fernando Alvarado.
El ministro de Consumo en funciones, Alberto GarzónFernando AlvaradoAgencia EFE

Era sabido desde el pasado verano, cuando anunció que no sería candidato a las elecciones generales. Es la crónica de un adiós previsto ante el fracaso de Izquierda Unida, formación que lideraba desde hace una década. Alberto Garzón ha decidido dar un paso atrás ante la reorganización de ese nuevo espacio a la izquierda del PSOE articulado ahora en torno a Sumar y Yolanda Díaz. El que fuera un anodino ministro de Consumo en el gobierno de coalición social-comunista sigue así la senda de Pablo Iglesias y abandona todos sus cargos para, según sus palabras, dedicarse a su familia. En agosto de 2017 se casó en La Rioja en una pomposa ceremonia con la médico de familia Ana Ruiz, con quien tiene tres hijos, Olivia, Chloe y el benjamín Robin. Con una carta a la militancia el político se despide de su actividad pública, reconoce que Izquierda Unida estaba ya absorbida por Podemos y Sumar, y advierte que esta nueva izquierda tendrá muchos retos que abordar.

Para nadie son un secreto las malas relaciones de Yolanda Díaz con las podemitas Ione Belarra e Irene Montero, a quienes se da por segura su salida del futuro gobierno de Pedro Sánchez. Por ello, Alberto Garzón ha preferido adelantarse a su cese y tomar la iniciativa de marcharse. Con él desaparece una generación de políticos ya fuera de la primera línea como Albert Rivera, Pablo Casado o Pablo Iglesias. Desde que llegó al gobierno protagonizó polémicas con los sectores económicos como las casas de apuestas, a las que acusó de ludópatas. Contra el sector alimentario, la bollería industrial y el sector cárnico, por considerarlos nocivos para la salud. Y en plena campaña navideña arremetió contra los juguetes sexistas apelando a destruir las muñecas que fomentan la desigualdad. Todo un cúmulo de disparates que, por la cuota podemita, le han mantenido en el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Mientras atacaba al sector cárnico celebró su boda por todo lo alto en las Bodegas Riojanas de Cenicero, con trescientos invitados y un suculento banquete de jamón ibérico, solomillo de primera y exquisito foie de pato.

Le llamaban el “Pepito Grillo” del Gabinete. Muchas de sus medidas, jaleadas por Unidas Podemos en el Congreso, fueron luego paralizadas en el Consejo de Ministros. Pertenece a esa izquierda radical de doble conducta entre elitistas costumbres privadas y la verborrea del ”pijoprogre” disfrazada de ecologismo con ataques a la Monarquía en favor de la República. Alberto Carlos Garzón Espinosa nació en Logroño, hijo del malagueño Alberto Garzón Blanco, profesor de Historia, y de la riojana Isabel Espinosa Casares, farmacéutica de Cenicero. Sus primeros años los pasó en Logroño y en la localidad sevillana de Marchena, hasta después volver a Málaga dónde estudió Económicas y comenzó su militancia política con dieciocho años en Izquierda Unida-Los Verdes de Andalucía. Era un activista en movimientos de izquierda, fervoroso defensor de la ortodoxía marxista, azote del capitalismo.

Afiliado a las Juventudes Comunistas de España y al PCE, militante de Izquierda Unida, llegó al Congreso como diputado por Málaga en 2011, fue el más joven de aquella Legislatura y nunca brilló por su gran trabajo parlamentario. Cercano a Julio Anguita, y después a Cayo Lara, participó en el 15-M y allí conoció a su gran mentor para entrar en el Gobierno de coalición, Pablo Iglesias. Hoy ya es historia.