Terrorismo

La amenaza yihadista llega desde Afganistán

El Estado Islámico ha enviado varias células a Europa, una de las cuales pretendía atentar contra la catedral de Colonia y en Viena

Fuegos artificiales iluminan la catedral de Colonia (Alemania) junto al río Rin durante las celebraciones de Año Nuevo
Fuegos artificiales iluminan la catedral de Colonia (Alemania) junto al río Rin durante las celebraciones de Año Nuevolarazon

Cuando los talibanes se hicieron con el poder en Afganistán, en agosto de 2021, tras la precipitada, y desordenada, retirada de las tropas de la coalición internacional encabezada por los EE.UU., algunos expertos vaticinaron que el Régimen Islámico se iba a convertir de nuevo en base logística de Al Qaeda.

Los que se dieron cuenta desde el primer día fueron sus rivales del Estado Islámico que, a través de su franquicia en la zona, el ISPK, redoblaron los ataques y anunciaron que, entre sus objetivos estaba lograr zonas de confort en las que formar células cuyo objetico sería cometer atentados en occidente.

Para esos mismos expertos, las amenazas no pasaban de ser mera palabrería, sin fundamento. Está demostrado que la amenaza, si proviene de un grupo terrorista, y en España tenemos una amarga experiencia, no debe ser tomada a beneficio de inventario y, como siempre, los hechos terminan por acreditarlo.

En el caso de Al Qaeda, los continuos desmentidos de los talibanes se vinieron abajo cuando el cabecilla de la banda, Ayman Al Zawahiri, fue abatido cuando se escondía en Kabul, en un piso propiedad de uno de los líderes de la Red Haqqani, la que controlaba los batallones suicidas cuyos integrantes atacaban a los militares de la coalición internacional. Se cree que la totalidad de los jefes de Al Qaeda, al menos los que se escondían en Irán, residen ahora en Afganistán, los que constituyen el Majis al Shura, en el que se toman las grandes decisiones.

De un tiempo a esta parte, Al Qaeda lleva anunciando la comisión de un gran atentado, al estilo de los del 11-S o los perpetrados contra las embajadas de Kenia y Tanzania.o incluso Trípoli. Es imposible saber lo que se traen entre manos, pero conviene recordar que uno de sus cabecillas, en un libro sobre el 11-S, Abu Mohamed al Masri, finiquitado en 2020 en Teherán por un comando del Mossad bajo encargo de los EE.UU. Cuando era el número 2 de Al Qaeda, defendía el derecho de los musulmanes a la reciprocidad en el uso de armas de destrucción masiva y enfatizaba que, si no lo hace, son, textualmente, “tontos”. Otra cosa es lograr hacerse con ellas, pero nadase puede descartar con el actual estado de conflictividad mundial.

Por lo que respecta al Estado Islámico, la reciente detención de los integrantes de una célula del ISPK en Europa, que tenía como objetivos la catedral de Colonia y otros en Viena (ninguno, que se sepa en España) es la mejor prueba de que los yihadistas utilizan sus bases en Afganistán para formar células destinadas a ataque en occidente.

Ya en julio de este año fue desmantelada en Alemania y Holanda una célula del ISPK que planificaba atentados Su planera llevar a cabo «ataques de alto perfil contra “objetivos blandos” (grandes concentraciones humanas)» y se habían ocupado en la vigilancia y espionaje de dichos objetivos. También había intentado adquirir armas.

Al menos sobre el papel, los del Estado Islámico están mejor organizados que Al Qaeda y, sobre todo, controlan un peligroso aparato mediático que se encarga, sobre todo, de captar actores, “lobos solitarios”, en occidente.

Es obvio que las amenazas yihadistas no provienen sólo de Afganistán y que lo que ocurre en el Sahel Africano debe ser tenido en cuenta, dada la fuerza que los grupos terroristas están cobrando tras la retirada de Francia y sus aliados y su sustitución por los mercenarios rusos de Wagner que, a base de cometer barbaridades, no hacen otra cosa que alimentar las filas de dichas bandas con nuevos militantes.

El balance de la lucha contra el yihadismo durante 2023 en España es francamente positivo y así lo destacan expertos internacionales. La prevención, ante cualquier posible amenaza, se ha demostrado como el método más eficaz para evitar que las amenaces se consumen.