Política

Guardia Civil

“Queremos devolver al guardia civil retirado al lugar que le corresponde”

Lucía Llano ha creado la primera asociación de retirados del Instituto Armado para “recuperar derechos”

Lucía Llano, el día que registró la asociación
Lucía Llano, el día que registró la asociaciónlarazon

Lucía Llano ha creado la primera asociación de retirados del Instituto Armado para “recuperar derechos”

Una enfermedad o un accidente les obligó a colgar el uniforme del Instituto Armado. Retirados Asociados de la Guardia Civil de España (RAGCE) nace con el propósito de que no se les olvide, que se les reconozca como compañeros que son y para recuperar los derechos perdidos.

Lucía Llano García es la presidenta de dicha Asociación que busca reivindicar los derechos de esos agentes ya fuera de servicio que, en su día, dieron todo por cuidar de sus vecinos, proteger su ciudad y luchar por su país. “Un trabajo de equipo” abierto a recibir a “todos aquellos retirados que nos quieran apoyar”. Da igual “que uno esté en Granada o en Sevilla, que quiera trabajar como delegado o sólo ayudar a la gente de su localidad. Toda ayuda es buena”, asegura. Además, ya han logrado firmar convenios de colaboración con varias entidades, han pedido verse con los ministros de Interior y Defensa, y con el director general de la Guardia Civil. Ahora trabajan activamente junto a la Asociación de Jubilados de la Policía Nacional de España (AJPNE). La asociación será también un proyecto social, pues además quieren crear un voluntariado para acompañar a los que se sientan solos. “Siempre Guardia Civil”, es su lema. García fue una de las primeras mujeres corneta, la primera en presidir una asociación de retirados de la Guardia Civil y dice que “se ha avanzado mucho gracias a que las mujeres han ido rompiendo moldes”.

¿Qué es la Asociación de Retirados de la Guardia Civil de España?

Es una asociación que surge de las deficiencias en el trato que vemos a los guardias civiles retirados. Hablo de gente retirada por enfermedad, accidentes, amputaciones o gente retirada por edad que ha dado su vida por la Guardia Civil. También se incluyen los viudos y viudas de agentes: una viuda de Guardia Civil cobra unos 600 euros de media de prestación.

¿Cómo surgió?

En torno a principios de 2017 comenzamos a trabajar en el proyecto 13 compañeros de la misma promoción. Estábamos en un grupo de Facebook, donde éramos unos 1.200 guardias de la promoción del 91. Era un grupo cerrado donde se comentan cosas y noticias de políticos, de partidos, etc. A raíz de eso me surgió la idea de crear una asociación de retirados y luchar por nuestros derechos, ya que cada vez nos los están quitando más.

¿Cuál es el objetivo de la Asociación?

Somos una asociación apolítica y sin ánimo de lucro. Tenemos establecida una cuota, pero existe únicamente para que haya un dinero ahí para pagar fotocopias, transportes o una cena de Navidad. Nosotros queremos luchar por el copago farmacéutico, que pagamos un 30/33% de la medicación; por el IRPF y por la equiparación salarial en las pensiones con las policías autonómicas. ¿Por qué un mosso retirado tiene que cobrar más que un Guardia Civil retirado? También hay detalles mínimos: cuando un agente se retira, se le entrega un diploma de agradecimiento por los servicios prestados. Pero la coletilla es que sólo se entrega a los funcionarios que hayan cumplido 15 años de servicio. ¿Qué pasa con los que han estado menos y se han visto obligados a retirarse por una enfermedad o un accidente? ¿Son menos guardias civiles? Lo que queremos es tener un poco más de reconocimiento, que nos tengan más en cuenta: no queremos más que nadie, pero tampoco que nos den menos. Nosotros amamos a la Guardia Civil, si no la amáramos no estaríamos luchando por eso. Estamos viendo cada vez más la dejadez que hay con los retirados.

¿Quién puede pertenecer a a ella?

Pueden pertenecer guardias civiles retirados y viudas y viudos de guardia civil. No pueden integrarse profesionales en activo porque ellos ya tienen sus asociaciones y, aparte, no tendría mucho sentido. Es exclusivamente para retirados y sus viudos.

¿Se han sentido abandonados?

Por supuesto. Antiguamente, yo recuerdo que cuando la patrona venía, el comandante de puesto me daba las invitaciones para reunir a todos los guardias civiles del pueblo que se encontraban retirados. Hoy en día eso no pasa: invitan al carnicero, al panadero, al dueño de la autoescuela... Y al guardia civil, que ha servido toda su vida en el pueblo, no le llega. ¿Cómo puede ser eso? No pasa en todos los cuarteles, pero la práctica, generalmente, se ha perdido.

¿Por qué decidió usted ser guardia civil?

Por pura vocación: me presenté con 18 años. Mi padre, mis tíos, mis primos, mi abuelo, mi bisabuelo, mi tatarabuelo... Este último ya era capitán de la Guardia Civil. Iba a caballo en sable, con estos trajes napoleónicos de la época. Desde niña supe que quería ser agente.

¿Volvería usted a entrar al Cuerpo?

Si volviera a nacer volvería a entrar, volvería a pasar por los mismos destinos y volvería a compartir mi trabajo con los mismos compañeros. Sólo me hubiese gustado no haber tenido esta artritis, que me retiró ya hace 14 años del cuerpo. Pero sí, volvería sin dudarlo.