Terrorismo islamista

La AVT pide ocho años más de cárcel, hasta un total de 58, para el yihadista que asesinó a un sacristán con un machete

La Fiscalía solicitó que se le imponga una pena de 50 años al hombre que atacó a varias personas en iglesias de Algeciras

Ataúd con los restos del sacristán asesinado por el ataque yihadista del pasado miércoles en Algeciras.
Ataúd con los restos del sacristán asesinado por el ataque yihadista del pasado miércoles en Algeciras.Juan Carlos ToroAgencia AP

La Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) ha pedido una pena de 58 años de cárcel para el yihadista que hace poco más de un año asesinó con un machete al sacristán Diego Valencia e hirió gravemente a un sacerdote durante un ataque en solitario en dos iglesias de la localidad gaditana en Algeciras. Son ocho años más que la condena que ha solicitado la Fiscalía en su escrito de acusación para YassineKanjaa.

En ambos casos, las acusaciones creen que el imputado estaba radicalizado, pero consideran que presentaba un cuadro psicótico con delirios de probable filiación esquizofrénica, y que en el momento del atentado presentaba una descompensación psicótica aguda que afectaría muy severamente a sus capacidades volitivas e intelectivas.

La AVT pide solicita 30 años por el delito de asesinato terrorista y a 19 por el de asesinato terrorista en grado de tentativa, por los que el Ministerio Público solicita 25 y 15 años respectivamente. Sin embargo, solicita un año menos por el delito de lesiones frente al planteamiento del Ministerio Pública, es decir, nueve años de prisión frente a los diez que pide la Fiscalía.

El ataque ocurrió el 25 de enero de 2023. Según el escrito de acusación de la AVT, Kanjaa se había radicalizado desde 2022 y se había propuesto "ocasionar la muerte de religiosos en templos de la iglesia católica, con la finalidad de aterrorizar a los cristianos". Ese día, ingresó en la iglesia de San Isidro de Algeciras y discutió con una persona que esta en su interior. Tras ello, cogió una Biblia y la golpeó contra un banco para, después, abandonar el templo mientras gritada: "El mundo se va a acabar".

Una vez se encontró en su domicilio, desconectó su teléfono móvil y dejó en un cajón. Después, cogió un machete de grandes dimensiones que guardaba bajo su cama y salió a la vía pública. En la calle Cristóbal Colón se cruzó con Ahmed Lazim. Tras acusarle de estar en contra de su religión, le golpeó en la cara, el hombro y el pecho y le enseñó el machete que llevaba escondido entre su ropa. Le causó una herida en la ceja con marcas, pero no ha precisado atención psicológica, según el escrito.

Posteriormente, Kanjaa regresó a la iglesia de San Isidro, justo cuando se estaba celebrando misa con una decena de personas dentro. Y entró blandiendo el machete. El sacerdote Antonio Rodríguez Lucena intentó salir por el pasillo central de la iglesia, sin poder evitar un golpe que el acusado le propinó en la nuca con el machete y cayó al suelo. Además de requerir una transfusión y sutura con anestesia local, el cura ha asistido a tres sesiones de asistencia psicológica.

El acusado salió de allí rumbo a la iglesia de Nuestra Señora de la Palma, en la Plaza Alta, a unos 200 metros. Allí encontró a Diego Valencia Pérez, sacristán del templo, y de forma inmediata le golpeó con el machete. El hombre se protegió con una silla y logró salir a la plaza, pero Kanjaa le persiguió y siguió golpeándole en el cuello y en la cabeza, causándole la muerte.

Tras ello, se marchó para intentar acceder al Santuario Nuestra Señora de Europa, que estaba cerrado. Al no poder entrar, siguió caminando, machete en mano, hasta el Mirador del Muro. Una vez allí, dejó el arma y se arrodilló. Entonces, logró ser detenido por la Policía Local