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Aznar entrona a Casado como líder de un PP "unido"

Escenifica la unión del nuevo PP con el PP de siempre, y el «marianismo» se desdibuja.

Pablo Casado y José María Aznar hoy durante la convención del PP. Foto: David Mudarra
Pablo Casado y José María Aznar hoy durante la convención del PP. Foto: David Mudarralarazon

Escenifica la unión del nuevo PP con el PP de siempre, y el «marianismo» se desdibuja.

El ex presidente del Gobierno José María Aznar regresó ayer al PP de la mano de Pablo Casado. El nuevo PP con el PP de siempre, o con el PP «duro», como se etiquetó en la etapa de gobierno de Mariano Rajoy al «pasado» que representaba Aznar. La Convención del PP deja una foto de familia de Aznar y de Ana Botella con algunos de los dirigentes que con Rajoy como «número uno» menos se identificaban con lo que representaba el «aznarismo». Pero son nuevos tiempos, nuevas necesidades, nuevas estrategias y otras afinidades personales. Casado mantiene un buena relación con Aznar, no tan buena con Rajoy, como se ha hecho evidente en este cónclave. Y Aznar y Rajoy han roto por completo relaciones. Pero al PP de ahora esto es lo que menos le importa, y cree que sí le suma el sonoro y contundente apoyo que le brindó el ex presidente Aznar. Un respaldo que cobra más valor si se confronta con el distanciamiento creciente en los últimos años de Aznar hacia el «aparato» de Génova, y a la inversa, tanto que el ex líder del PP llegó a coquetear incluso con Ciudadanos en público.

Ya las diferencias en el recibimiento a Rajoy y a Aznar lo dicen todo. A Rajoy le acogieron como la vieja gloria, jubilada, que se sienta en la mesa camilla a someterse a preguntas redundantes sobre su historia, sobre su pasado. Aznar ocupó la tribuna él solo, como líder en activo, para hablar a su partido del futuro, señalarle la senda del camino a seguir, darle ánimos y confianza desde su autoridad reconocida, y bendecir el liderazgo de Casado. En los últimos actos de partido a los que asistió Aznar con Rajoy como líder, su turno de palabra era momento de crisis para la dirección por el miedo a ver hasta dónde llegaba la enmienda y el pellizco. Y hasta qué punto Aznar hacía sombra al entonces «número uno». Ayer Rajoy no estaba, pero Aznar volvió a hacer sombra a su recuerdo y entronó a Casado. «Tenemos un líder como un castillo, sin tutelas ni tutías, que puede, quiere y sabe unir y sumar», integrador (aunque el «marianismo» sale muy desdibujado de la fotografía de familia de esta Convención), y la única garantía del «cambio».

Exhibió un mensaje vibrante, como en sus mejores momentos, con el que levantó al auditorio con sus duras críticas al Gobierno de Quim Torra y al Gobierno de Pedro Sánchez. Para Aznar, el Ejecutivo socialista se «ha rendido» ante el independentismo y «ha traicionado» a la democracia. «No quiero dejar nada a la interpretación. Los votos que España necesita para responder con éxito a este desafío contra la continuidad histórica son los votos que deben ir al Partido Popular y que desde ahora pido para el Partido Popular». Y no dejó de insistir en esta demanda de apoyo para el nuevo líder. «Sabemos qué es gobernar. Estamos lejos de las modas políticas estridentes, del griterío de los alborotadores y de la arrogancia de los simplistas. El voto que ha de pedir el PP es el de la esperanza y el patriotismo».