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Aznar y Rajoy, «teloneros» de Feijóo en el acto de partido contra la amnistía

Los barones respaldarán al candidato, pero no intervendrán. Los organizadores quieren banderas de España y evitar las del PP

Alberto Núñez Feijóo y el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ayer
Alberto Núñez Feijóo y el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ayerDavid MudarraPP

Génova moldea el «acto de partido» contra la amnistía que han convocado para el próximo domingo en Madrid, en vísperas de que Alberto Núñez Feijóo se presente como candidato a la investidura en el Congreso de los Diputados. El acto, mitin «abierto», tiene sus riesgos en el plano organizativo. En cuanto a la capacidad de movilización, porque se medirá con lupa el aforo en un previsible pulso entre las cifras de la Delegación del Gobierno y las que ofrezca la policía municipal. Las expectativas creadas y la confusión sobre si era una convocatoria de movilización o protesta, desmentido después por la dirección del partido, ha hecho que crezca la presión externa, pero también interna.

En el PP también preocupa que pueda derivar en un acto «ayusista»: organizado en Madrid, con la militancia madrileña como campo de juego, y con la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, entre los asistentes, junto con el resto de los barones y miembros de la dirección. Este entorno alimenta los recelos a que desde el graderío se aclame a Ayuso, como ya ocurrió la noche del 23J en el balcón de Génova. La presidenta juega sobre seguro el domingo, aunque la dirección nacional ha optado por contar con el respaldo de los presidentes autonómicos, pero desde el silencio, porque no está previsto que intervengan, al menos no lo estaba hasta anoche, según confirmaron fuentes oficiales a este diario.

El programa está abierto, pero después de todo el ruido que ha provocado en la izquierda, en Génova trabajan con la idea de intentar cuidar las formas y el fondo para darle un tono institucional, con los expresidentes del Gobierno José María Aznar y Mariano Rajoy como «teloneros». Esto también les sirve para justificar que no hable Pablo Casado, en su condición de expresidente del PP.

El partido vive con cierto desconcierto la investidura de Feijóo. No entienden algunas de las últimas decisiones adoptadas por la dirección, vuelven a hablar de la necesidad de renovar y reforzar el equipo, y empiezan a sentir el vértigo de asumir que por delante viene otra legislatura de oposición. Además, también preocupa la sensación de que vuelven a estar presos de las tensiones que provocan los «satélites externos» del partido que quieren condicionar la estrategia e incluso hasta el liderazgo. Con posicionamientos, advierten, «que pueden venir bien en Madrid o a Ayuso, pero que ignoran la percepción que se tiene en el conjunto de España».

Estas dudas sobre la estrategia y la decepción de ver cómo avanza la posibilidad de una investidura de Pedro Sánchez con el apoyo de la alianza independentista y nacionalista, también están avivando los recelos de un sector de Génova hacia el tirón de la presidenta madrileña. En entrevista con LA RAZÓN, y preguntado por los liderazgos de Ayuso o del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, el líder del PP explicó que a él no le generaba incomodidad, sino al contrario, estar rodeado de dirigentes a los que se les reconoce su capacidad de tener una proyección nacional, como le sucedió a él cuando el partido estaba en manos de Mariano Rajoy.

En principio, para vestir esa institucionalidad, y la transversalidad en la que Génova ha enmarcado el acto del domingo, desde la organización anticipan que habrá banderas de España, pero en la medida que sea posible no se quieren banderas de partido. También mantienen abierta la incógnita sobre si habrá presencia de socialistas críticos.

Los últimos movimientos del independentismo y los mensajes de Carles Puigdemont afianzan en el PP la sensación de que el pacto avanza y que esto exigirá una movilización civil, en la que el partido, después de la investidura fallida de Feijóo, tiene que tener «su papel y su presencia». Pero internamente dan más importancia a la necesidad de rearmarse para una oposición contundente «con argumentos y equipo renovado».

El mantra «derogar el sanchismo» ha quedado anulado con el resultado de las elecciones generales, y si se confirma la investidura de Pedro Sánchez, el PP tendrá que afrontar un reajuste amplio en su estrategia.