Caso Bárcenas
Bárcenas cree que en la «causa general» contra él ya declaró todo
La comisión del Congreso sobre la financiación del PP espera mañana al ex tesorero. No está dispuesto a hablar, aunque puede que le obliguen. a escuchar una a una las preguntas sin respuesta.
La comisión del Congreso sobre la financiación del PP espera mañana al ex tesorero. No está dispuesto a hablar, aunque puede que le obliguen
a escuchar una a una las preguntas sin respuesta.
El anunciado silencio de Luis Bárcenas ha soliviantado a quienes confiaban en que el ex tesorero contribuyese a esclarecer la investigación sobre la supuesta «caja B» del PP en su comparecencia de mañana en la comisión parlamentaria constituida al efecto en el Congreso. Pero sus veinte miembros no escucharán ni una palabra del ex senador, el hombre de los 48 millones de euros –casi el título de una película de Sergio Leone–, los que llegó a acumular en Suiza a finales de 2007. Bárcenas callará y la hermenéutica de ese silencio ha avivado entre las filas de la oposición la teoría de una entente cordial entre el ex tesorero y su antiguo partido, que habría escrito sus primeros renglones en septiembre del pasado año con la retirada de la denuncia contra el PP por el borrado de los discos duros de sus ordenadores.
Bárcenas y sus abogados, Francisco Maroto y Joaquín Ruiz Infante –al igual que el PP, que circunscribe ese mutis exclusivamente a su estrategia de defensa– desmienten la existencia de pacto alguno. Los letrados del ex político popular tienen claro que su testimonio puede perjudicarle al coincidir el objeto de su comparecencia con la investigación judicial –pendiente de juicio– de los «papeles de Bárcenas», unas anotaciones contables que, según la Fiscalía Anticorrupción, dejan al descubierto la existencia de una «caja B» en el PP. El ex tesorero estaría, por tanto, limitándose a preservar su derecho de defensa, acogiéndose a la prerrogativa que la propia Constitución consagra en su artículo 24, 2, por el que todo el mundo tiene derecho a no declarar contra sí mismo.
«Su situación procesal es muy delicada y cualquier cosa que diga puede ser utilizada en su contra», aseguran a LA RAZÓN fuentes de su entorno. «Los procedimientos que tiene abiertos son tan amplios que es como si hubiese una causa general contra él», añaden. Pero, por encima de esos argumentos, Bárcenas mantiene que «ya ha declarado sobre todo lo que debería declarar en la comisión del Congreso».
La estrategia de Bárcenas obliga, por tanto, a tirar de hemeroteca. ¿Qué dijo el pasado enero en sus tres jornadas de declaración ante el tribunal que juzga la primera época de la «trama Gürtel» (1999-2005)? El ex tesorero del PP rehuyó entonces el enfrentamiento con sus antiguos compañeros de partido, exculpó abiertamente a algunos de ellos (con el ex ministro Álvarez Cascos a la cabeza) y negó que cobrara comisiones ilegales del líder de la trama corrupta, Francisco Correa, a cambio de intermediar a favor de los empresarios donantes en ministerios como los de Fomento y Medio Ambiente.
Bárcenas (que en esas fechas era gerente del PP) sí admitió la existencia de una «caja B» en el partido, pero además de no implicar a ningún otro alto cargo de la formación, negó que los empresarios que nutrieron esa «contabilidad extracontable» lo hicieran a cambio de adjudicaciones públicas. Lo hacían, dijo, porque querían «echar una mano», para «tener relación, para que les reciban, para ese tipo de cosas absolutamente inocuas».
La comparecencia silente en el Congreso de los Diputados llega para él en un momento de indisimulada satisfacción por los testimonios prestados la pasada semana por Arenas, Acebes, Mayor Oreja y Rato en el juicio del «caso Gürtel». Todos insistieron en que el máximo responsable de la contabilidad del PP en los años investigados era Álvaro Lapuerta (que no está siendo juzgado por una demencia sobrevenida) y rechazaron que Bárcenas tuviese capacidad («ni él ni nadie») para influir en las adjudicaciones. «Ha quedado acreditado lo que él siempre ha mantenido: que no gestionaba los fondos del partido y que el responsable económico era Lapuerta, algo que diluye su responsabilidad penal», aseguran fuentes próximas al ex tesorero del PP.
«No hay una sola prevaricación acreditada ni una sola adjudicación irregular vinculada a Bárcenas», insisten. La ex cúpula del PP con Aznar, añaden, «ha ratificado lo que ya dijeron en su momento: que no hubo irregularidades en las adjudicaciones a cambio de donaciones. Otra cosa es que algunos no quisiesen darles crédito...».
En la defensa de Bárcenas ha causado malestar que el tribunal de «Gürtel» permitiese a las acusaciones reiteradas preguntas a los cuatro ex ministros de Aznar relativas a esa supuesta contabilidad paralela pendiente de juicio, que no era el objeto de su comparecencia. Sus abogados consideran que la Sala prejuzgó así un procedimiento distinto, el de «los papeles de Bárcenas», lo que según su representación letrada podría acarrear un posible vicio de nulidad dado que serán los mismos magistrados del tribunal del «caso Gürtel» –Ángel Hurtado, José Ricardo de Prada y Julio de Diego–los que tengan que juzgar esta otra causa.
«Yo, como gerente (cargo que desempeñó entre enero de 1989 y junio de 2008) no podía manejar ningún fondo del PP, mucho menos los extraoficiales», declaró Bárcenas en el juicio a la «trama Gürtel».
El ex senador popular acudirá por tanto mañana a la comisión parlamentaria con una certeza, la de guardar silencio, y una duda: si el trámite concluirá con su negativa a prestar testimonio o si, por el contrario, los miembros de la comisión le obligarán a escuchar una a una las preguntas que se quedarán sin respuesta.
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