Opinión
Biden, contratado
Joe Biden se ha convertido en el as de Pedro Sánchez para la apertura de campaña en España
Tendría dificultades para poner Sevilla o Puertollano en el mapa, pero Joe Biden se ha convertido en el as de Pedro Sánchez para la apertura de campaña en España. Quién se lo iba a decir al de Pensilvania, que ha llegado a 46º presidente de los Estados Unidos. Yo le recomendaría cautela, porque desde Iván Redondo a Carmen Calvo, desde Maritcha Ruiz a César Luena, el presidente usa a las personas en su carrera y después las desecha sin escrúpulos.
Bromas aparte, el redactor de la página web del Partido Socialista ha estado poco fino al «embuchar» el viaje a Estados Unidos entre los actos del presidente en Sevilla y Ciudad Real, literalmente. La primera redacción sobre la campaña de Pedro Sánchez rezaba: «El secretario general prevé abrir la campaña electoral de los comicios municipales y autonómicos del 28 de mayo con un acto el sábado 13 en Sevilla (…) y cerrar en Barcelona con Jaume Collboni, candidato a la alcaldía de la Ciudad Condal. Tras el acto de Sevilla, acudirá a Puertollano (Ciudad Real) el domingo para participar en un mitin junto al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page».
En la segunda redacción se «plantó» un párrafo entre «Ciudad Condal» y «tras el acto de Sevilla» que afirmaba: «Además, el presidente Sánchez estrenará la campaña con un viaje oficial a Washington el 12 de mayo donde se reúne con el presidente de EE UU, Joe Biden, en la Casa Blanca». ¿Qué hace el 12 de mayo mencionado en mitad de los actos del 13? No hay mucho que elucubrar: «Estrenar campaña» en Washington. Incorporar Washington a los actos electorales.
Hace mucho que Sánchez odia los encuentros en la calle y las imprecaciones que a menudo desata. Cada una de sus apariciones se monta como un escenario, con voluntarios del partido que hacen de espontáneos y espacios controlados. Evitarse por lo tanto la pegada de carteles de la noche del jueves y los actos del viernes y la mañana de hoy no ha sido gran esfuerzo. Por el contrario, el presidente gusta mucho de los atrios internacionales. Bruselas, París, Roma o Estados Unidos no dan solo fotos vistosas con los líderes, es que además permiten ruedas de prensa muy tasadas, con menos preguntas incómodas e idóneas para anunciar cosas nacionales.
Después del encuentro con Joe Biden, de segunda fila para el mandatario norteamericano, el de los EE UU ni siquiera fue al encuentro con la prensa. A partir de ese punto, la agenda de Estados Unidos ha sido artificialmente «rellenada». Sánchez hizo cosas que de ordinario hace el embajador y hasta el encargado de asuntos culturales, a saber, una reunión con el consejo editorial del periódico Washington Post o imponer en la embajada la Cruz de Isabel La Católica a Nancy Pelosi, expresidenta de la Cámara de Representantes.
Lo mollar era hacer de líder internacional en los telediarios españoles y aprovechar para anunciar cositas a los votantes. Todo lo hablado con Biden resulta irrelevante. Washington apoya a Ucrania no porque «esté alineado con Sánchez», como se ha publicado, sino porque a su industria le sigue interesando vender armas. Washington propone llevarse al desierto de Nevada la arena contaminada de plutonio de Palomares, no porque le preocupen los almerienses, sino porque le da una estupenda imagen ecológica. Washington ha hablado con Sánchez de emigración porque le ha hecho firmar que se quedará con los latinos que Estados Unidos rechace.
El agujerillo que ha dejado el presidente en los dos primeros días de campaña se ha adornado con multitud de ministros. Nadia Calviño en Valencia; Pilar Llop, en Sevilla; María Jesús Montero y Miquel Iceta, en el arranque de Barcelona; Teresa Ribera, en Madrid; Pilar Alegría, en Zaragoza, o Margarita Robles, en Valladolid. Un total de diez titulares movilizados.
No es raro que un jefe de Gobierno vea el lado electoralista de un viaje a otro país. Lo raro es que solo vea ese lado.
✕
Accede a tu cuenta para comentar