El Congreso de candidato Feijóo

El PP borra a Vox de todo su Congreso Nacional de julio

No se hablará de pactos. Pero Génova quiere que Abascal sea también una palabra maldita en los discursos

Alberto Núñez Feijóo junto a su mujer Eva y su hijo en una escapada a Marbella
Alberto Núñez Feijóo junto a su mujer Eva y su hijo en una escapada a MarbellaCedida

El Congreso Nacional que el PP celebrará en Madrid entre el 4 y el 5 de julio parece ir camino de convertirse para el PP «en un sueño hecho realidad». El cónclave se estrenaba con la amenaza del ruido de las primarias y se ha encaminado en el ámbito político, y también en el de la reforma estatutaria, como un paseíllo para el líder, Alberto Núñez Feijóo. Que toda la atención esté puesta en si es cierto que la secretaria general, Cuca Gamarra, será relevada por el actual portavoz en el Congreso, Miguel Tellado, es un indicativo del escaso nivel de tensión orgánica con la que los populares afrontan esta cita.

De hecho, según ha contrastado este medio entre fuentes del comité organizador, de las distintas directrices que fluyen de Génova a los territorios, para conseguir el mayor control posible del cónclave, figura, por ejemplo, la de que se eluda hablar de Santiago Abascal y de Vox en los discursos ante el Plenario y en los mensajes que se lanzan desde las distintas plataformas del congreso.

No es un cónclave a la búlgara, pero casi, porque, aunque en teoría se mantienen los controles y la doble vuelta de las primarias, Génova va avanzando para tenerlo todo amarrado, como siempre ocurrió con los congresos del PP en Galicia en la etapa de Feijóo. La introducción de las primarias es un problema para la dirección popular, una moda que introdujeron dejándose arrastrar por los efectos del 15M y que sólo ha traído líos a los partidos. La solución, adelantada ayer por este medio, es un camino intermedio y que parece que puede servir para que la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, cierre el pulso por el principio de «un afiliado, un voto» porque entienda que el nuevo modelo no la perjudica de cara a unas nuevas elecciones.

Los astros se han ido alineando para que, aunque se busque sacar puntilla por temas vinculados con la ideología, haya un consenso ya bastante reforzado para que los populares no se pierdan en su congreso en este tipo de debates que interesan a Vox.

En ese sentido, en la ponencia política no se aclara qué tipo de relación quieren tener con ellos a futuro, y este es uno de los principales interrogantes política y mediáticamente. Pero el PP no se enredará en esto. De hecho, si pueden, intentarán que el cónclave se convierta en el juego del Tabú con Vox como palabra maldita. Todo va cuadrando para que sea un congreso al servicio del candidato Feijóo. Y de quien más se hablará será de Pedro Sánchez, que es a quien tienen que hacer oposición, aunque en el PP se ven cada vez más como posible gobierno que como alternativa.

Puede decirse que el Congreso de Madrid llega rodado al líder de la oposición. Y le suma además que en este contexto de expectativas de cambio todos los barones saben que iría en su contra, en clave interna, que se generen distorsiones o debates que se vayan fuera de control en un momento en el que es fundamental que no se hable de ellos sino de la corrupción y del desgobierno de los socialistas.

El reto del PP es encontrar el punto intermedio que le permita acentuar su política para acorralar a Pedro Sánchez junto con un programa alternativo ilusionante que atraiga a una parte de la derecha que mira a Vox. Las encuestas, sin embargo, insisten en proclamar que este contexto tan bronco sigue favoreciendo al partido de Santiago Abascal.

Desde Génova explican que se entra en un proceso electoral a partir de septiembre y que será ahora cuando deberá empezar a pesar el voto útil si aciertan en su estrategia.