De broma nada

Con Alsina, Felipe González puso contra las cuerda sal PSOE de Sánchez, que tiene que enterarse de una vez deque lo que dice el en serio. Se trata de colocar un nuevo juego territorial sobre la mesa y lo jocoso es que abrir el melón se admite con normalidad, haciéndole la competencia a los CDR. Acojonante, la estrategia, pero lo peor es que los nacionalistas, que tragaron con la Constitución, ahora ya no tienen bastante, como explica Alfonso Guerra a quien quiera oírle, y quieren dos velocidades. Es decir, van en serio y saben que ahora o nunca. Puede que sea legítimo este chantajito, pero no se entiende que en ese juego entre el Gobierno con Díaz haciendo el ridículo en Bruselas.

Un espectáculo en Europa bochornoso, sobretodo tras el órdago del PNV horas antes vía un nuevo plan Ibarretxe. Empezando por las exigencias del «señor del maletero», que lo primero que pide es que lo libren del talego, lo habitual en un delincuente cuya primera obligación es fugarse y luego declararse inocente. Afortunadamente los catalanes ya superaron a este personaje y su corte, pero los próximos meses habrá brotes de histeria y volverá la revolución de las sonrisas. ¡Ja!, el cuento de siempre, por eso lo que me trastorna es el podrido ambiente que se vive en España, donde el sentido común y la responsabilidad de Estado sí son quimeras. Veamos, porque la ecuación es sencilla: Junts pedirá lo suyo a PSOE y PP, luego no valen tibiezas por parte de Feijóo ni rendición en bandeja como plantea Sumar por unos escaños.

Ni hace falta un relator ni un mediador, solo que caiga el peso de la Justicia sobre un prófugo. Lamentablemente, mandan los «likes», las tertulias desaforadas y estrategias de gabinete que tragan con todo, hasta la ficción de ver en Puigdemonta una víctim adelfa che río, exiliado de una dictadura bananera y conciliador nacional que debe abrir la senda de la «nueva democracia». Acuérdense de Chávez, el del chándal, como dijo González en Onda Cero.