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Camino de la Moncloa

La Razón
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Con la celebración del 39 Congreso Federal del PSOE se cierra definitivamente la crisis interna causada por las diferencias de criterio en torno al voto de investidura de Mariano Rajoy tras las elecciones generales de 2016. Una crisis que comportó la renuncia de Pedro Sánchez a la Secretaría General del partido en un disparatado Comité Federal. Nueve meses más tarde, con la victoria de Sánchez en el proceso de elección directa por parte de los militantes, podemos dar por superada la crisis y el PSOE está en condiciones de impulsar una alternativa al PP.

La diferencia de criterio en torno a la investidura de Rajoy no era la única cuestión que dividió a los socialistas; también eran motivo de controversia la posibilidad de acuerdos con Podemos, el impulso a las primarias y a los procesos de consulta directa a la militancia, la disposición a encontrar una solución pactada al conflicto planteado por los independentistas catalanes y la orientación ideológica del partido más o menos escorada hacia la izquierda.

Las tesis defendidas por Pedro Sánchez han obtenido el respaldo mayoritario de la militancia. Corresponde al 39 Congreso ratificarle como secretario general y aprobar las orientaciones contenidas en su propuesta política recogida en el documento «Por una nueva socialdemocracia». Una orientación política no muy distinta a la que ha despertado la ilusión de centenares de miles de jóvenes británicos que han acudido a la llamada de Jeremy Corbin. Una ilusión que tiene que ver con las ganas de cambio que anidan en las sociedades europeas. Un cambio que implique una democracia de mejor calidad, unas políticas públicas que aseguren el progreso económico pero también la cohesión social y la sostenibilidad, unas instituciones europeas más fuertes y eficaces, y no sólo atentas a los equilibrios macroeconómicos sino también a la creación de empleo y a la defensa del modelo social europeo. Un modelo que contrasta tanto con el neoliberalismo proteccionista de Trump, como con el crecimiento de determinados países asiáticos poco o nada respetuosos con la democracia, los derechos laborales y las exigencias medioambientales.

El socialismo tuvo su origen en la rebeldía frente a las desigualdades, en una voluntad firme de cambio democrático y social. Cuando los socialistas encarnamos de forma genuina esa voluntad de cambio, cuando analizamos correctamente la realidad y representamos de forma eficaz las demandas sociales, somos capaces de movilizar mayorías ciudadanas y alcanzar responsabilidades de gobierno para impulsar las reformas necesarias. Ese es el camino que nos hemos fijado y, liderados por Pedro Sánchez, estamos comprometidos en construir una alternativa al Partido Popular. En esta nueva etapa política el socialismo español está llamado a jugar un papel decisivo para superar las tensiones derivadas del desafío independentista. Su papel no puede ser sólo el de denunciar que han pasado cinco años sin diálogo entre los gobiernos de Cataluña y España, sino que debemos ofrecer instrumentos y propuestas concretas para afrontar esa grave tensión territorial.

La solución pasa por un proceso de diálogo, negociación y pacto, que debe encontrar un marco institucional para producirse. Se trata de un proceso político que debe partir del reconocimiento por parte de todos de la existencia de un problema serio y de la necesidad de respetar en todo momento el marco legal vigente que puede y debe ser cambiado a través de los mecanismos de la Constitución. Los socialistas ofrecemos la propuesta de reforma constitucional federal definida en los Acuerdos de Granada como una vía sólida y factible para alcanzar un acuerdo. Un acuerdo que debe reconocer y garantizar las aspiraciones nacionales de Cataluña.