Drogas

Carmen Quintanilla: «No podemos permitir que el alcohol pueda costar menos que el agua»

Presidenta de la Comisión para el Estudio del Problema de Drogas del Congreso.

Carmen Quintanilla/Cristina Bejarano
Carmen Quintanilla/Cristina Bejaranolarazon

Esta diputada del Partido Popular es una de las artífices del pacto al que han llegado todos los partidos para abordar y ofrecer soluciones al problema de los menores y el alcohol. «Es importante tener mucha mano izquierda y escuchar a todos», explica un día después de la aprobación en la Comisión del Congreso del Informe de la Ponencia «Menores sin alcohol», en el que se recogen numerosas medidas con las que se quiere terminar con «un problema de salud pública que llevamos arrastrando tres décadas», insiste la parlamentaria.

¿Cuáles han sido los principales escollos?

Creo que en un primer momento el problema era que algunos grupos querían una ley generalista, parecida a la del tabaco. Pero conseguimos centrar el problema: teníamos que poner nuestra mirada en el consumo abusivo de alcohol de los menores. Por eso, desde el PP quisimos que fuera una ponencia de consenso, de debate, pero, sobre todo, que fuera una ley especial dirigida a los menores. Han perdido el miedo al alcohol y hay que hacer una ley que les proteja. Así, fuimos puliendo los escollos que fueron las primeras reuniones, debates... Y, de la noche a la mañana, nos concienciamos todos de que por encima de ideologías políticas, estaba la altura del parlamentarismo español para hacer que saliera adelante un informe que el Gobierno convirtiera en ley.

¿Es posible dejar al margen los intereses políticos por el bien de los ciudadanos?

Sí, creo que todos los miembros tienen claro que están aquí porque han sido votados por los ciudadanos, que su principal compromiso es servirlos. En la Ponencia se ha notado mucho porque había un ambiente distendido. Hemos conseguido un acuerdo histórico de protección de los menores desde todas las ideologías: de Podemos al Partido Popular.

¿Cuál ha sido el punto más duro de negociar?

Ha habido algunos. Uno conflictivo fue el de las etiquetas de las bebidas. Queríamos que se estableciera la normativa de la Unión Europea, por la que se deben identificar las calorías de cada bebida. Fue difícil quitar la frase «Consumo responsable» y sustituirla por «Tolerancia cero al alcohol». Y es que, el consumo responsable es una mentira. Hay campañas de publicidad para que se consuma más y más. También hubo un debate muy fuerte sobre las competencias de las comunidades autónomas, no querían que hubiera una legislación básica del Estado, pero si no la había, no habría cumplimiento.

¿Incluir las sanciones también fue un problema?

Es una ponencia que han demandado los padres. Y es que hoy, en una sociedad permisiva con el alcohol, una ley es más necesaria que nunca. Si no se sanciona, una ley no tiene sentido.

¿Cuál es la medida más importante?

A mi juicio, regular el botellón.

Pero, ¿no está prohibido ya?

No en todas las comunidades. Por eso hacemos una ley básica del Estado. Y es que lo mínimo es regular el botellón, el macrobotellón y los botellódromos. No sólo van los de 18 años, también acuden los de 13 y 14.

Parece complicado. En Madrid, por ejemplo, no se cumple.

Habrá que hacer lo posible para que haya una actuación clara de la Policía. Es un tema complejo, de ir chico por chico; multar con 200 euros la segunda vez que le pillen y que pague el padre. Es fundamental que una ley sea punitiva y sancionadora. La ley del tabaco era impensable y sólo hay que ver la efectividad que tiene ahora. Hemos evitado que 147 millones de cajetillas se vendan.

¿Con qué industria es más complicado negociar, con la del alcohol o la del tabaco?

En España, el alcohol, porque hemos pasado del consumo mediterráneo –de costumbre social–, al atracón abusivo actual de nuestros menores. Cada año en España se registran 6.000 comas etílicos sin tener en cuenta los que no llegan a los hospitales. La industria ha hablado, no presionado. No han hecho lobby, sino que nos han pedido que les escucháramos. Y, al final, todos están de acuerdo con las medidas.

¿Cuántas reuniones ha tenido con ellos?

Han sido muchas. Con productores de vino, cerveceros, de bebidas espirituosas... Y es que el lobby económico no puede estar por encima de la salud de los niños. Los cerveceros han entendido que, por encima de las ventas, están los menores. Eso sí, todo el sector de la hostelería está de acuerdo.

¿La Ponencia plantea subir el precio del alcohol?

Está recogido. No podemos permitir que una bebida alcohólica pueda costar menos que una botella de agua y ocurre en algunas tiendas de barrio. Espero que todos los supermercados de España sigan el ejemplo de los supermercados Dia y todos pongan en sus estantes: «Cero alcohol a menores».

¿Qué fechas os ha dado el Ministerio para que esté lista la norma?

A finales de junio estará listo el proyecto de ley. La ministra de Sanidad se tiene que sentar con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) porque los ayuntamientos son una pieza importante para que la norma se cumpla. Será el Gobierno el que marque la cuantía de las sanciones.