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Casado logra la Junta sin ceder a los órdagos de Vox

Ni foto a tres con Ciudadanos ni derogación de las leyes de igualdad y de violencia de género. El gobierno del cambio comienza en Andalucía.

Juan Manuel Moreno firmó ayer con Juan Marín los puntos que marcarán el gobierno de Andalucía.
Juan Manuel Moreno firmó ayer con Juan Marín los puntos que marcarán el gobierno de Andalucía.larazon

Ni foto a tres con Ciudadanos ni derogación de las leyes de igualdad y de violencia de género. El gobierno del cambio comienza en Andalucía.

Vox cedió ayer en todos los órdagos que había colocado encima de la mesa como condiciones para apoyar la investidura de Juan Manuel Moreno como presidente de la Junta de Andalucía y el acuerdo de gobierno entre el PP y Ciudadanos (Cs). Ni foto a tres con Ciudadanos ni derogación de las leyes de igualdad y de violencia de género ni tampoco entran en juego ninguna de las propuestas más excesivas que figuraban en el documento de 19 medidas con el que el martes torpedearon el primer tiempo de la negociación con el PP. La dirección popular les facilitó la foto de la firma de un documento, que hasta el martes negaban que fueran a suscribir en paralelo al que firmaron con Ciudadanos. Pero es un documento con el que Pablo Casado salva esta primera batalla con Vox sin aumentar los daños internos que ya en sí le genera el debate interno que ha abierto la competencia del PP con el partido de Santiago Abascal. Y además consigue sus dos objetivos: el asalto histórico a la Junta de Andalucía y utilizar este gobierno del «cambio», con el PP como vértice entre Ciudadanos y Vox, dentro de una estrategia que trasciende el ámbito andaluz, ya que en lo que piensa Génova, y ésa es su baza ante las próximas autonómicas y municipales, es en utilizar Andalucía como escaparate nacional de la viabilidad de un acuerdo a tres en el bloque del «centro derecha» como alternativa al bloque de la izquierda y el independentismo. La maquinaria de la propaganda de Vox se puso inmediatamente a funcionar para trasladar el mensaje de que el acuerdo firmado incluía en su literalidad justo aquello que se había quedado fuera: «acabar con las leyes liberticidas» o «deportar» a esos 52.000 inmigrantes ilegales ante los que, según sus particulares cálculos, la Junta presidida por Susana Díaz miró hacia otro lado. Pero la realidad es que sus líneas rojas se han quedado fuera del documento pactado con el PP, y la prueba de ello es que si no hubiera sido así el acuerdo de gobierno con Ciudadanos habría saltado ayer por los aires. Las aproximaciones se han ajustado a temas económicos y a cuestiones en materia de educación o sociales, que ya están dentro del ideario de la nueva dirección del PP. Un ejemplo es la derogación de la Ley de Memoria Histórica y su sustitución por una nueva ley de conciliación nacional. Aunque Vox se la apropie, la realidad es que es una iniciativa que Casado incluyó en su discurso para marcar distancias con la etapa anterior. De hecho, Génova incluso ha explicitado su reproche a Mariano Rajoy porque no aprovechase la mayoría absoluta para derogar esa ley aprobada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.