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Casado se fija la «vía andaluza» para llegar a La Moncloa

El partido asume que la «operación Kitchen» puede exigir una refundación y acentuar más la ruptura con el «marianismo» y el pasado

El líder del PP, Pablo Casado, confirmó ayer al dirigente popular José Antonio Monago como candidato a la Junta de Extremadura / Foto: Europa press
El líder del PP, Pablo Casado, confirmó ayer al dirigente popular José Antonio Monago como candidato a la Junta de Extremadura / Foto: Europa presslarazon

El partido asume que la «operación Kitchen» puede exigir una refundación y acentuar más la ruptura con el «marianismo» y el pasado.

El resultado de las elecciones andaluzas ha abierto una vía de esperanza en el Partido Popular dentro de un clima de general preocupación por el avance de las revelaciones sobre la «Operación Kitchen» y su coincidencia con los juicios por casos de corrupción del pasado que todavía están pendientes de su desenlace. «En el mal de todos puede estar la salida», explica un presidente regional, lo que expresa que en el PP ha empezado a crecer la expectativa en que incluso aunque en las próximas generales no avancen hasta recuperar posiciones electorales de etapas anteriores, en el reparto entre el bloque de derechas y de izquierdas ocurra lo mismo que ha sucedido en Andalucía, que sume más la alianza Partido Popular, Ciudadanos y Vox que la de la de la izquierda y que esto permita a Pablo Casado llegar a La Moncloa. Ésta es la carta que le queda a la nueva dirección del PP y en la que van a centrar su estrategia.

La «vía andaluza», como la han bautizado en medios populares, implica tomar conciencia de que en el tiempo que queda hasta las próximas generales no hay margen para materializar la operación de refundación del centro-derecha, y que tienen que jugárselo todo a mantener el liderazgo dentro de ese bloque y a partir de ahí formar gobierno con Ciudadanos «con la fórmula que sea, en coalición o como se considere oportuno». Y si Vox es necesario, con Vox, tanto si es para gobernar La Moncloa como en otros gobiernos autonómicos. En el partido hay dirigentes que han defendido que se sea más combativo con Vox, y este debate ha estado presente en el Comité de Dirección, pero Pablo Casado parece decidido a mantener su estrategia de no caer en un duro cuerpo a cuerpo que llegue a romper unos puentes que en el futuro pueda ser necesario transitar para llegar a tocar poder. El candidato a la Presidencia de la Junta, Juan Manuel Moreno, se tomó un café la pasada semana con el líder de Vox, Santiago Abascal, «para conocerse» y tener un primer contacto, que no negociación, precisan desde el Partido Popular, para no entorpecer la negociación que sí está ya en marcha con la marca naranja en Andalucía.

Esta exportación de la «vía andaluza» a nivel nacional tiene que superar obstáculos importantes. ¿Se puede descartar completamente que Ciudadanos no busque el pacto de nuevo con el Partido Socialista para el Gobierno de la Nación? En el PP creen que es muy difícil que el partido de Albert Rivera pueda justificar de nuevo ese pacto «con el mismo PSOE del acuerdo con los independentistas». También creen que el margen de Sánchez para volver a activar el artículo 155 de la Constitución es «muy pequeño porque implicaría romper con todos sus socios y convocar elecciones». Y que la división de bloques anula la capacidad que ha tenido Rivera para mirar a derecha y a izquierda «en función de sus intereses de partido».

Si la primera premisa es que en Moncloa trabajan al día y no tienen cerrado ningún cálculo sobre cuándo les interesa encajar las elecciones generales, sino que la estrategia es ver hasta cuándo pueden seguir aguantando, todos los demás análisis hechos desde la competencia política resultan bastante inseguros. Pero el PP sí sabe que su principal adversario sigue estando «en el pasado», en los juicios pendientes, en la nueva «Operación Kitchen» y hasta qué nivel de la dirección anterior afecta la investigación sobre el presunto uso de fondos reservados para neutralizar al ex tesorero del Partido Popular Luis Bárcenas. Igual que para el futuro del Gobierno será determinante lo que pase en Cataluña y cómo evolucione la tensión una vez que se inicie el juicio sobre los líderes del «procés» la próxima semana, para el PP lo será su capacidad de neutralizar los daños por esa investigación judicial. En la que el control de la filtración de las informaciones que les perjudican está en manos del Gobierno de Pedro Sánchez.

La preocupación por las informaciones sobre el «caso Kitchen» hace que incluso empiece a hablarse de la posibilidad de que Pablo Casado necesite hacer aún más sonora la ruptura con el pasado, apartando de su lado a los dirigentes que todavía mantiene en su dirección y que la opinión pública relaciona con la etapa del anterior presidente del PP y del Gobierno, Mariano Rajoy. El miedo al daño que pueda hacer este nuevo caso hace que en el Partido Popular se escuche hablar de «refundación» o de «renegar» por completo del «marianismo». En el PP saben que Pablo Casado sólo está en condiciones de competir y mantener el liderazgo del centro-derecha si no hay ninguna duda sobre que con su mandato el partido empieza una nueva etapa que rompe con lo anterior. Dentro del Comité de Dirección hay importantes matices sobre la confianza en que puedan sobreponerse a este nuevo escándalo en un contexto tan complicado. Pero en lo que no tienen dudas en el nuevo Partido Popular es que harán lo que haga falta para dejar claro que «no son lo de antes».