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Peñón

La cautela gana la batalla a la euforia en La Línea de la Concepción

Los habitantes del Campo de Gibraltar fían el éxito del acuerdo a que se favorezca la convergencia social y económica

Personas entran al Peñón en la frontera con La Línea de la Concepción (Cádiz). A.Carrasco RagelEFE

Acostumbrados a muchos «días D» en el histórico de sus relaciones con Gibraltar, linenses y, por extensión, campogibraltareños han encajado el anuncio de acuerdo entre Reino Unido, España y la Unión Europea sobre la Roca con grandes dosis de cautela.

La historia de las relaciones entre los territorios, que en el último siglo ha venido marcada por la construcción de La Verja (1908) por parte de Reino Unido; su doloroso cierre por parte de España en 1969; la reapertura en 1985 y el limbo del Brexit (además de un sinfín de conflictos relacionados con el contrabando, la pesca, los vertidos, los rellenos, etc.), ha provocado que en la comarca haya ido arraigando un sentimiento de cierta desconfianza en torno a la resolución, estable, de un conflicto que, directa o indirectamente, influye en el día a día de miles de personas y numerosas empresas.

Así, si bien es cierto que nadie duda de que el acuerdo alcanzado mejorará la situación actual, con realidades tan importantes como la libre circulación de personas (las relaciones laborales, familiares y de amistad se han ido fortaleciendo a lo largo de los años); los campogibraltareños consideran esencial que, para que se dé la estabilidad deseada, se afronten y resuelvan, de verdad, todas esas cuestiones que, a día de hoy, presentan dos mundos separados por mucho más que una verja que ahora va a desaparecer.

Cuestiones que van desde las desigualdades que en estos momentos existen entre las pensiones que perciben los «llanitos» y los trabajadores no residentes en Gibraltar (los afectados hablan de una diferencia de entre el 30 y el 40 por ciento), las «cartas» con las que, en cuestión de fiscalidad, se juega en ambas «orillas» o las notables diferencias que existen en aspectos como el empleo o el poder adquisitivo, cuestión ésta que, además, viene «favoreciendo» el incremento del precio de la vivienda en localidades como la Línea de la Concepción.

De ahí que, pese a celebrar el acuerdo, los campogibraltareños esperan que se concreten y no queden en «papel mojado» algunas de las medidas que ya se conocen, caso del fondo financiero conjunto (participarán la Unión Europea, España, Reino Unido y Gibraltar) que se pretende crear para favorecer la convergencia, social y económica entre los territorios; más aun teniendo en cuenta que, según un estudio de la Cámara de Comercio del Peñón, el 25% del producto interior bruto de Campo de Gibraltar depende del Peñón.

Asimismo, en materia económica, como tantas veces ha reclamado el propio alcalde de La Línea de la Concepción, Juan Franco, se espera que se favorezca una fiscalidad convergente, dejando atrás las «ventajas históricas» de las que ha disfrutado la Roca en materia de impuestos sobre productos como el tabaco, el alcohol y los carburantes. Convergencia que, de partida y forma progresiva, contempla el acuerdo.

Otra de las cuestiones que se espera que favorezca el acuerdo son las inversiones gibraltareñas en suelo español, hasta ahora inexistentes por las incertidumbres.

Con una de las mayores tasas de desempleo, los habitantes de La Línea de la Concepción (territorio natural para la expansión de las empresas de Gibraltar) confían en que se desarrollen proyectos que puedan favorecer la creación de puestos de trabajo y que, a su vez, estos puedan impulsar la actividad de las empresas locales.

Con todas estas expectativas sobre la mesa, linenses y campogibraltareños esperan que, ahora sí, la estabilidad llegue a la zona y que sus condiciones y expectativas de vida se puedan ver mejoradas. Y es que, a día de hoy, son más de 10.000 los ciudadanos españoles que trabajan en el Peñón.