Política

Pactos electorales

Cena «informal» con Iglesias sin llegar a acuerdos

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchezlarazon

A «última hora de la tarde» de ayer se produjo la cita «informal y reservada» prevista entre el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. En una cena, ambos dirigentes compartieron sus impresiones sobre la situación política actual y el nuevo escenario de fragmentación abierto tras los comicios del 24 de mayo.

Fuentes socialistas confirmaban tras la cita que ambos habían abordado la política europea. También, que hablaron de regeneración democrática, punto sobre el que Sánchez trasladó su voluntad de llevar a cabo «una regeneración política en profundidad para el país». Acordaron además que la política de pactos sería «abanderada por los líderes territoriales». Y, por último, abordaron asuntos sociales como el combate de la desigualdad y la pobreza. La reunión, desarrollada en un «clima de cordialidad», se prolongó durante una hora y media. Según Ferraz, Sánchez e Iglesias se mostraron «satisfechos por entablar un canal de comunicación normalizado» entre ambas formaciones políticas.

Horas antes, y saltándose la confidencialidad impuesta por los socialistas, desde Podemos filtraban el encuentro y algunos datos de una cita sobre la que rebajaban al máximo las expectativas. «No va a salir un acuerdo concreto. No va a haber mucho más allá de lo que ya conocemos», señalaba en rueda de prensa el secretario de Relaciones con la Sociedad Civil de Podemos, Rafael Mayoral, que sí reconocía, sin embargo, que Iglesias encaraba la reunión con una voluntad «abierta de diálogo». A escasos metros de distancia, en la sede federal de Ferraz, Sánchez concedía a Podemos la «enorme oportunidad de apostar por las reformas, con estabilidad y regeneración democrática, y no por la ruptura» de la mano del PSOE. Una mano tendida, la de los socialistas, que la formación de Iglesias podría morder en cualquier momento, teniendo en cuenta sus reiteradas intenciones de fagocitarles, sustituyéndoles como líderes de la oposición.

Sánchez se mueve en arenas movedizas, en el difícil equilibrio que supone no evidenciar la necesidad de apoyo por parte de Podemos y exhibirse como el adalid y el líder del cambio de izquierdas que, a su juicio demanda la sociedad. Desde la formación de Iglesias, sin embargo, lo tienen claro, y así lo dio a entender una vez más Mayoral, que criticó que el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, no se hubiera puesto en contacto con Podemos para mantener contactos bilaterales, como ha hecho con el resto de fuerzas políticas tras las elecciones. «Parece que el presidente ya ha decidido quién es la fuerza de oposición en este país, que somos nosotros, por eso no nos llama», afirmó Mayoral, que apuntó: «No sólo somos la oposición hoy. Queremos ser el Gobierno mañana».

Al margen de las diferencias, PSOE y Podemos tienen un proyecto común: desalojar al PP de las instituciones, aunque discrepan en la fórmula a aplicar para conseguirlo. En el centro de los pactos que protagonizaron la reunión de ayer está la pretensión de Podemos de que el partido de Sánchez dé «un giro de 180 grados» , mientras que este último se reafirma en la consolidada posición de la izquierda que detenta el PSOE. La decisión ya acordada por la dirección de Podemos en relación a posibles pactos es no facilitar gobiernos del PP ni formarlos con el PSOE, si bien plantearán una serie de exigencias sobre regeneración, transparencia y rescate ciudadano para facilitar la investidura de los socialistas en las comunidades autónomas. Unas exigencias que casan con la hoja de ruta de actividad parlamentaria que Sánchez ha marcado a su partido para lo que resta de legislatura. El apoyo de Podemos será clave para entregar el Gobierno al PSOE en Aragón, Castilla-La Mancha, Asturias, Extremadura, Comunidad Valenciana, Baleares, e incluso en la Comunidad de Madrid si finalmente Ciudadanos no da su aval ni a populares ni a socialistas.

El equilibrio de poder y los pactos «de ida y vuelta» que PSOE y Podemos podrían aplicar en estos territorios, donde ya han iniciado los contactos y a cuyos barones les corresponderá –en todo caso– forjar las distintas alianzas, no se cumple en Andalucía. Susana Díaz ha vuelto a dar una vuelta de tuerca a su tensa relación con el secretario general desoyendo la línea de pactos marcada por Ferraz. Según fuentes de su entorno, la lideresa andaluza no descartaría promover que gobierne la lista más votada –del PP– en ayuntamientos como el de Cádiz, Jerez o Málaga, a cambio de que el Partido Popular desbloquee, con la abstención, su investidura.