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¿Cuándo saldremos de la crisis?

La Razón
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Con toda franqueza, no lo sé y le sugiero que desconfíe de los magos que dicen conocer el día y la hora porque eso, ahora, es técnicamente imposible.

Los datos del PIB y de la EPA son esperanzadores. Ya es evidente la tendencia a acabar con la destrucción de empleo, lo cual no puede hacernos olvidar nuestra terrible bolsa de paro. Por otro lado, el llamado Índice de Gestores de Compras (PMI, en inglés) se situó en junio en 50 puntos, nivel a partir del cual la economía se acerca a la posibilidad de expansión. Y, lo más importante, nuestras exportaciones demuestran vigor tanto en volumen como en margen para las empresas, lo cual transmite que España es capaz de vender fuera sin usar el viejo atajo de la devaluación. De hecho, contamos con un superávit en la balanza por cuenta corriente (diferencia entre lo que vendemos y lo que importamos). Además, ese camino puede verse reforzado ahora con las buenas noticias que llegan desde Alemania y Francia.

Es decir, a pesar de los elevadísimos impuestos a los que estamos sometidos, a pesar de la ausencia de crédito bancario y a pesar de lo carísimo que nos cuestan aquí muchos factores de producción, somos capaces de competir en los mercados internacionales gracias a los esfuerzos de nuestras empresas.

Sin embargo, el consumo interno sigue cayendo. Las empresas que no pueden afrontar mercados exteriores están ahogadas o cerrando. Es muy relevante que el presidente Rajoy asuma la necesidad inmediata de mejorar la renta disponible vía bajadas de impuestos tanto a familias como a empresas. Y nos queda por hacer la reforma de las administraciones públicas. Mantener este gasto excesivo tiene un efecto negativo inmediato sobre la inversión, el consumo y el empleo, porque detrae recursos de la economía privada. Por lo tanto, no es momento de complacencia, sino de más proactividad para evitar el estancamiento.