Cuartas elecciones en poco más de cinco años

El no a CUP tras una Legislatura efímera aboca a Cataluña a unas nuevas elecciones autonómicas, que serán las cuartas en poco más de cinco años. Pero la próxima convocatoria electoral, además de perpetuar la inestabilidad política en Cataluña, tiene unas consecuencias puramente económicas: a los 78 millones que costaron los tres anteriores comicios se les sumarán otros 17 (si el coste de las próximas elecciones es el mismo que el de las del pasado 27-S), lo que eleva esa factura a 95 millones. Un montante que supera los cien millones si se incluyen los 8,7 millones que la Generalitat se gastó en la consulta soberanista del 9-N de 2014, que le ha supuesto a Artur Mas una imputación judicial por desobediencia.

A las autonómicas celebradas el 28 de noviembre de 2010 –con las que Mas apartó al tripartito de la Generalitat y que supusieron un desembolso de 26 millones de euros– le siguieron unos nuevos comicios el 25 de noviembre de 2012, tras la decisión del líder de Convergència de adelantar las elecciones tras sólo dos años al frente del Gobierno autonómico. Además de impulsar los resultados electorales de ERC, la cita con las urnas supuso un coste de 35 millones de euros.

Subido ya al carro del independentismo, Mas se empeñó en la siguiente Legislatura en impulsar unas elecciones como un remedo de plebiscito sobre la «desconexión» de Cataluña con España, que se celebraron el pasado 27 de septiembre. Nuevamente, optaba por el adelanto electoral sin esperar a apurar la Legislatura. La factura, en este caso, se redujo notablemente y fue «sólo» de 17,1 millones de euros.

Pese a ganar las elecciones (aunque sin la ansiada mayoría absoluta), la falta de apoyos para su investidura ha puesto a Mas contra las cuerdas y le deja a las puertas de una nueva convocatoria electoral que volverá a mermar las arcas de la Generalitat. Si el desembolso es el mismo que en las del 27-S del pasado año (17,1 millones), la factura final será de 95,2 millones de euros.