Crisis migratoria en Europa

Curso exprés de la Armada española a guardacostas libios

Militares españoles les han entrenado durante un mes para frenar la oleada de embarcaciones que salen de sus costas. «Muchos carecían de conocimientos marineros», afirman

Militares de la Guardia Costera de Libia, durante su entrenamiento en Cartagena con efectivos españoles
Militares de la Guardia Costera de Libia, durante su entrenamiento en Cartagena con efectivos españoleslarazon

Están en el punto de mira de la comunidad internacional por su actuación ante la inmigración en el Mediterráneo. Han sido acusados de dejar morir a migrantes e incluso de disparar a los buques que los rescataban.

Están en el punto de mira de la comunidad internacional por su actuación ante la inmigración en el Mediterráneo. Han sido acusados de dejar morir a migrantes e incluso de disparar a los buques que los rescataban. Son los guardacostas libios, primer filtro para hacer frente al negocio del tráfico de personas por la ruta del Mediterráneo central y a los que la UE ha comenzado a entrenar para que estas situaciones no se repitan. Lo hace en el marco de la Operación «Sophia», en la que España participa activamente no sólo realizando labores de vigilancia y rescate, sino también de entrenamiento.

El pasado día 22 concluyó el primer curso de adiestramiento a miembros de la Guardia Costera de Libia impartido por militares españoles en la Escuela de Infantería de Marina «General Albacete y Fúster» de Cartagena (Murcia). Fueron 27 los alumnos que desde el 25 de junio recibieron clases sobre cómo actuar tanto en un rescate como en un registro a un buque. Y, sobre todo, se les impartió conocimientos sobre Derecho Marítimo Internacional Humanitario.

Y una de las claves del descontrol y la dejadez en la realización de sus tareas está en su «carencia de adiestramiento y de medios». Así lo asegura uno de los responsables del entrenamiento de los libios, el teniente coronel de Infantería de Marina Miguel Gallardo Fernández-Díez, subdirector jefe de Estudios. Para él, ese poco –o nulo– conocimiento «ha producido la disminución del nivel de ejecución en las tareas de control de tráfico de seres humanos y las redes de contrabando en la mar». Tanto él como otros instructores españoles reconocen que el principal problema de los marinos libios es «la falta de experiencia en estas misiones».

Han sido 13 los efectivos españoles encargados de instruirles (cinco del Cuerpo de Infantería de Marina y ocho del Cuerpo Jurídico Militar), a los que acompañaban un militar italiano y cuatro civiles, una de ellas española.

La instrucción se dividió en tres fases, comenzando por un chequeo médico. La segunda consistió en diferentes enseñanzas comunes, como derechos humanos (estatuto del refugiado), primeros auxilios a náufragos y perspectiva de género. Mientras, en la última fase se dividió a los guardacostas libios en dos grupos: los oficiales de alto rango asistieron a un curso de derecho internacional marítimo y en conflictos armados, con casos prácticos similares a los que desarrollarán en Libia. El resto de oficiales y suboficiales recibieron clases de visita, abordaje, registro y requisa de buques.

Así, por ejemplo, los militares españoles han enseñado a los libios a «realizar abordajes con seguridad». Pero, sobre todo, a «distinguir cuándo su actitud y métodos deben ser de perfil bajo, para abordajes colaborativos, o mediante el empleo de procedimientos más complejos, si son casos de riesgo», explica el comandante de Infantería de Marina Ricardo Noval Martín. En concreto, les enseñaron «técnicas de movimientos por interiores y cubiertas, registro de contenedores, cómo equiparse correctamente y a distinguir entre los diferentes casos que se pueden encontrar para proceder de una forma u otra», comenta el sargento 1º Manuel Jesús Corbacho a LA RAZÓN. Y reconoce, al igual que el resto de sus compañeros, las carencias que presentaban los alumnos libios: «Tenían grandes carencias a nivel general en este tipo de adiestramiento, incluso a nivel marinero. Muchos partían de cero».

Pese a ello, «el avance ha sido muy grande», indica Corbacho. Y ha sido gracias a «la entrega y ganas que han demostrado», confirma el sargento 1º Sergio Azoque. De hecho, como explica el teniente coronel Gallardo, «las clase se extendían del horario por la cantidad de preguntas que hacían».

Los militares españoles han hecho mucho hincapié en la legislación marítima y los derechos humanos, como «el arreglo pacífico de las controversias, el estatuto legal de las diferentes partes de un conflicto, métodos prohibidos y legislación aplicable a misiones de seguridad en las costas», explica Gallardo. Es, cuentan, lo que más interesaba a los mandos libios.

«Complejidad enorme»

Y ahora, ¿serán capaces de luchar contra las mafias de la inmigración que operan en sus costas? «La tarea que tienen por delante es de una complejidad enorme. Decir que ya están capacitados es muy atrevido», reconoce Gallardo, quien, sin embargo, tiene claro que tras el curso «están más capacitados y ejercerán sus labores de una manera más eficaz». El comandante Noval secunda esta idea y añade que ahora los libios «tienen que practicar, confeccionar sus procedimientos y ganar experiencia». Al respecto, el brigada Vicente Hernández García, instructor del trozo de visita y registro, tiene claro que «han avanzado en técnicas que desconocían».

Hasta ahora, han sido 237 los marinos libios entrenados por militares de la UE para que sean capaces de controlar los tráficos ilegales que parten de sus costas.

Y es que, aunque la presión internacional contra las mafias de la inmigración ha reducido mucho la salida de embarcaciones de Libia, la del Mediterráneo central sigue siendo una de las rutas favoritas de las mafias. En lo que va de año han llegado a Europa a través de este trayecto 18.373 migrantes, frente a los 94.448 del mismo período de 2017. Y de 2.240 muertes hace un año se ha pasado a 1.111. De hecho, esta presión en el centro ha provocado un importante aumento de llegadas por la ruta occidental, la de España, las cuales han aumentado un 222% en el mismo período. Eso sí, al igual que ocurre, por ejemplo, en el Cuerno de África con la piratería, si se reduce la vigilancia en una zona, el problema resurgirá. Y las mafias lo saben.