Política

Tribunal Supremo

Pérez de los Cobos afirma que el plan de los Mossos era una «estafa»

Desvela el engaño de los agentes autonómicos: «No tengas duda Diego, siempre cumpliremos».

Diego Pérez de los Cobos durante su declaración como testigo en el juicio por el 1-O
Diego Pérez de los Cobos durante su declaración como testigo en el juicio por el 1-Olarazon

Desvela el engaño de los agentes autonómicos: «No tengas duda Diego, siempre cumpliremos».

Pasividad absoluta, nula colaboración y, en algunos casos, obstrucción a la actuación de la Policía y Guardia Civil. Así definió ayer Diego Pérez de los Cobos, coordinador del dispositivo policial el 1-O, la actuación de los Mossos d´Esquadra en la jornada de la consulta soberanista. El coronel de la Guardia Civil detalló al tribunal del juicio del «procés» los motivos por los que, en su opinión, el despliegue de los agentes autonómicos «estaba encaminado a facilitar el desarrollo de la consulta en lugar de a impedirla». El mecanismo diseñado por la jefatura de los Mossos, destacó, «estaba hecho para que no funcionara».

Y eso que, seis días antes de la celebración del referéndum suspendido por el Tribunal Constitucional (TC), las dudas sobre cuál iba a ser la actuación de los Mossos ya habían aflorado y De los Cobos recibió una respuesta tranquilizadora del comisario de la Policía autonómica Ferrán López, a quien trasladó su inquietud al respecto. «No tengas ninguna duda Diego, nosotros siempre cumpliremos los mandatos de la autoridad judicial». Tras la aplicación del artículo 155 fue precisamente a López a quien el Gobierno puso al frente de los Mossos en sustitución del cesado Josep Lluís Trapero, con el que según reconoció el mando de la Guardia Civil la relación «siempre fue difícil» pues desde el principio vio la designación de De los Cobos «como una injerencia».

Dos días después, en la Junta de Seguridad del 28 de septiembre, convocada por el entonces president Carles Puigdemont, éste se «agarró como un clavo ardiendo» a la observación judicial de mantener la convivencia ciudadana al cumplir la orden de impedir el referéndum. Algo que según el mando policial se convirtió «en una excusa» para cruzarse de brazos. La situación, reconoció De los Cobos, «era muy tensa» y el conseller de Interior, Joaquim Forn, insistía en que los Mossos se bastaban y sobraban para cumplir la orden judicial, rechazando el auxilio de Policía y Guardia Civil. Respaldado, además, por Puigdemont, quien recalcó que un auto judicial no podía «pisotear derechos ciudadanos». «Desconvoque usted y esto se ha acabado», le instó el coronel. «Yo ya sé lo que tengo que hacer», contestó el president.

Ante esa supuesta actitud de «poner palos en las ruedas», De los Cobos recordó que llegó a interpelar a Trapero: «Oye, José Luis, que aquí estamos todos en el mismo barco».

La primera sorpresa del 1-O

Llegados a este punto –según recordó el testigo a preguntas del abogado de Vox, Javier Ortega– ante la proximidad del 1-O «la gran pregunta era qué iban a hacer los Mossos». Sobre la mesa, dos escenarios, el «A», en el que Policía y Guardia Civil se iban a limitar a auxiliar a los Mossos, y el «B», cuando si el dispositivo de la Policía autonómica era «ineficaz, insuficiente o inadecuado» los agentes desplazados a Cataluña debían por su cuenta.

Muy pronto, el día de la consulta De los Cobos comprobó el peor de los escenarios posibles: los Mossos no estaban actuando. Fue, recordó, «la primera sorpresa del día». Para él, «la actuación conjunta había terminado», pues la unidad de propósito «había desaparecido», por lo que desestimó atender la petición de apoyo en 233 centros realizada por los Mossos a primera hora de la mañana.

La «segunda sorpresa» de la jornada pseudoelectoral, según el mando de la Guardia Civil, se produjo cuando se constató «el grado de virulencia al que tuvieron que hacer frente nuestras unidades». Se encontraron, recordó, ante «una situación de mayor gravedad de la que habían previsto»: «muros humanos» estructurados jerárquicamente, encapuchados incluidos, que actuaban «con la mayor contundencia posible».

No hubo, insistió, cargas policiales, y «en ningún caso se intervino contra votantes, ancianos o niños, sino contra personas que trataban de impedir el acceso al local para ejecutar el mandato judicial», pese al «alto grado de hostilidad y agresividad» que los agentes se encontraron en algunos centros de votación, en los que se dieron «situaciones de violencia muy graves». Y respecto a las denuncias a policías por los civiles lesionados, se limitó a recordar que «hasta ahora ha habido cien sobreseimientos y ninguna condena».

De los Cobos –que negó que se diera la orden política de detener la actuación policial por la tarde– calificó de «estafa» el diseño del dispositivo de los Mossos, que en ocasiones, denunció, avisaban a los ciudadanos de la llegada de los agentes para que formaran «muros humanos». Eran, hizo hincapié, «grupos de resistencia perfectamente organizados».

Si en ocasiones los mossos esperaban a que terminara la votación para llevarse las urnas, añadió, en otras incluso «sostenían las urnas» mientras votaban los ciudadanos.

Asimismo, añadió, «en al menos diez o doce casos llegaron a obstruir de forma directa la actuación de nuestra propia fuerza». Algo que definió como «muy grave», porque daba alas a los concentrados. «Nos dejaba mucho en evidencia a los ojos de los individuos que estaban tratando de impedir nuestra actuación».

Con posterioridad al 1-O, explicó, Trapero le informó de que los Mossos habían cerrado 99 colegios electorales. Pero tras efectuar las pertinentes comprobaciones, el coronel constató que más del 80 por ciento se efectuaron «en municipios muy pequeños, con una sola mesa en casi todos ellos, donde en la inmensa mayoría se había votado y, según los datos de la Generalitat, con el doble o el triple de votos del censo». «Era dudosamente compatible: o mentía alguien o mentían los dos», aseguró.