Política

Caso Galván

De una celda con 20 presos... a poder comprarse una TV

Galván ingresó ayer en Soto del Real, donde permanece Bárcenas.. El pederasta no volverá a Marruecos, cuyas cárceles han sido denunciadas por sus duras condiciones

La Razón
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MADRID- El pederasta Daniel Galván ingresó ayer en torno a las 13:00 horas en la cárcel de Soto del Real (Madrid), después de que el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu decretara su ingreso en prisión provisional comunicada e incondicional por riesgo de fuga. Allí, el criminal al que Marruecos concedió un indulto que posteriormente revocó espera a que se resuelva su situación actual.

Los escenarios más probables son que Galván cumpla condena en España o que sea juzgado de nuevo por la Justicia española. Está descartado que vuelva a Marruecos, tal y como publicó LA RAZÓN en su edición de ayer y posteriormente confirmó el ministro de Justicia del reino alauí, Mustafa Ramid, en unas declaraciones en televisión recogidas por Europa Press. De esta manera, el pederasta evitará cumplir condena en alguna cárcel marroquí, cuyas instalaciones y condiciones se encuentran en el punto de mira de numerosos organismos en defensa de los Derechos Humanos, que denuncian insistentemente el trato inhumano al que están sometidos los presos.

Galván estuvo en la prisión de Kenitra, cuyas condiciones son equiparables a las de otras cárceles como la de Tánger. En ella está ingresado el camionero español Antonio García Vidriel y, hasta que Marruecos indultó a presos españoles la semana pasada, también estaba su hijo Antonio García Ancio. Según resalta Miguel, un integrante de la plataforma Presos por Marruecos (cuya página web es «carcelesmarruecos.blogspot.com.es»), García Vidriel está enfermo y permanece en una celda algo mejor, en la que hay varias camas y un ayudante de enfermero, aunque «no hay ningún tipo de control médico».

Encerrado 20 horas al día

El resto de presos están hacinados y apenas pueden dormir en el suelo, ya que conviven «unas 20 personas, durante 20 horas al día en una celda de diez u once metros cuadrados». «Duermo con los pies de un compañero en la boca y mi culo le da a otro en la cara», reza uno de los testimonios recogidos por Presos por Marruecos.

En la celda tipo, según narra Miguel, hay «un pequeño agujero, una pequeña letrina en la que hacen sus necesidades» y un grifo «a media altura» para asearse, así como para lavar los platos, puesto que comen allí mismo «por la mañana, un trozo de atún o un huevo duro y, al mediodía, un caldo incomestible». «Tienen un rato de patio por la mañana y otro por la tarde, en los que tienen que coordinar, por ejemplo, las llamadas. Aunque están hacinados porque salen todos a la vez, por lo menos están un poco más desahogados», añade el miembro de la plataforma.

En contraste con las duras condiciones a las que Galván se enfrentó durante su estancia en una cárcel marroquí, en Soto del Real cuenta con mayor espacio para vivir, más privacidad y mejor higiene. La prisión madrileña, en la que también permanece ingresado el ex tesorero del Partido Popular (PP) Luis Bárcenas, cuenta con más de mil celdas de unos diez metros cuadrados, que disponen de una litera, un escritorio con dos sillas de plástico y una estantería, así como de un lavabo, un retrete y una ducha. «Donde hay dos personas, en Tánger y otras cárceles marroquíes hay 20 y encima no tienen ducha», subraya Miguel al ser preguntado por el cambio de establecimiento penitenciario.

Asimismo, Galván tendrá un horario muy diferente al de las prisiones de Marruecos. Normalmente, en Soto del Real los reclusos se levantan a las 8:00 horas y tienen media hora para despejarse, hacer la cama, ordenar la celda y salir a la galería. De 8:30 a 9:30 horas tienen el desayuno, en el que suelen tomar cinco galletas y, en ocasiones, bollería. A la primera comida del día le siguen varias horas de tiempo libre, durante las que los presos pueden hacer diversas actividades como trabajar, estudiar o practicar algún deporte. La comida es de 13:00 a 14:30 horas y, justo después, los reclusos tienen dos horas de descanso en su celda. Por la tarde, tienen tiempo libre hasta las 19:00 horas, cuando se sirve la cena. Una hora y media después, a las 20:30 horas, los presos vuelven a sus celdas para descansar. Siempre que su economía se lo permita, en ellas pueden instalar una televisión para estar al día de las últimas noticias o, simplemente, para entretenerse.