
Defensa
La advertencia del Ejército de Tierra sobre Rusia: "La actividad bélica de Rusia no solo no cesa, sino que se incrementa en suelo europeo"
Millones de drones, un campo de batalla transparente y la amenaza rusa en el horizonte: el Ejército de Tierra se rediseña a marchas forzadas para la nueva era del combate que ya se libra en Ucrania

La guerra ha perdido la sorpresa, al menos en los primeros quince kilómetros del frente. En esa franja, el campo de batalla se ha vuelto de cristal, un espacio transparente donde ocultarse es prácticamente imposible. La culpa la tienen los drones, cuya omnipresencia ha liquidado el factor sorpresa y se ha convertido en una amenaza devastadora para las unidades blindadas, causando entre el 60% y el 80% de las bajas de vehículos en el conflicto de Ucrania. Esta nueva realidad bélica obliga a todos los actores a innovar, y en ese sentido, Rusia ha presentado recientemente el primer simulador antidrones del mundo para entrenar a sus operadores.
De hecho, la escala de esta revolución tecnológica es abrumadora. Las previsiones más conservadoras apuntan a que en 2025 sobrevolará el cielo ucraniano un enjambre de millones de drones, con estimaciones que oscilan entre los tres y los seis millones de aparatos. Esta masificación, combinada con la creciente robotización, está obligando a repensar por completo las tácticas militares empleadas hasta ahora. Para hacer frente a esta saturación del espacio aéreo, la industria de defensa ya está desarrollando nuevas contramedidas, como un potente y económico sistema láser que puede neutralizar enjambres de drones en segundos.
En consecuencia, el Ejército de Tierra ya trabaja con un objetivo que redefine las reglas del combate: el primer contacto en un futuro conflicto no debe producirse entre soldados, sino entre máquinas. La capacidad de decisión se traslada a unidades más pequeñas y ágiles, que deben operar en un entorno saturado de información, un cambio de paradigma que, tal y como han publicado en Infodefensa, exige una adaptación a una velocidad vertiginosa y la vuelta de estrategias como el uso masivo de minas.
La carrera por modernizar el Ejército ante la amenaza rusa
Y es que esta acelerada transformación no es un mero ejercicio teórico, sino una respuesta directa a la creciente amenaza que representa Rusia. Las lecciones aprendidas en el este de Europa han activado todas las alarmas en las principales potencias continentales, que se han fijado el objetivo de estar listas para el combate antes de que finalice la década, asumiendo que el Kremlin no detendrá su rearme ni siquiera cuando la guerra termine. Precisamente, la experiencia ucraniana en el frente ha impulsado el desarrollo de soluciones propias, hasta el punto de que Zelenski ha ofrecido a la OTAN sus interceptores de drones de bajo coste como una opción ya probada en combate.
Por todo ello, las Fuerzas Armadas españolas han puesto en marcha una profunda revisión de sus capacidades. Encuentros como el reciente Foro 2E+I de Toledo, que reúne al Ejército con la industria y la universidad, son cruciales para impulsar esta modernización. Este esfuerzo se enmarca en una estrategia nacional más amplia, recogida en el Plan Industrial y Tecnológico de Seguridad y Defensa de 2025, y obliga a redefinir la concepción de la guerra en proyectos tan importantes como la futura «Fuerza 35».
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