
Defensa
Así es la nueva fragata multipropósito F-111 Clase Bonifaz, la embarcación más moderna de la Armada
El relevo de las fragatas Santa María ya está en marcha con el proyecto F-110, una nueva generación de buques de guerra antisubmarina que incorporará por primera vez un gemelo digital en la Armada Española

La Armada española ha dado un paso de gigante en su modernización con la botadura de la fragata F-111, bautizada como Bonifaz, en un acto que ha contado con la presencia de la Casa Real y del presidente del Gobierno. Este buque no es uno más, sino la cabeza de serie de la nueva clase F-110, un proyecto estratégico llamado a definir las capacidades de la flota de superficie durante las próximas décadas y que supone una nueva era para la Armada. Este programa se enmarca en una renovación integral, donde también se perfilan ya las características de cómo serán los próximos destructores de la Armada, consolidando el futuro de la flota.
De hecho, el programa de las F-110 está diseñado para tomar el relevo de las veteranas fragatas de la clase Santa María a partir de 2025. Con un presupuesto que supera los 4.300 millones de euros para la construcción de un total de cinco unidades, el proyecto recibió el impulso definitivo del Gobierno en 2019. El calendario previsto establece que la Bonifaz entrará en servicio en 2028, seguida de una nueva entrega cada año hasta completar la serie en 2032, garantizando así una transición ordenada para relevar a las veteranas fragatas.
Asimismo, uno de los avances más revolucionarios de esta nueva clase de buques es su concepción tecnológica. Serán las primeras naves de la Armada que contarán con un gemelo digital. Se trata de una réplica virtual exacta del buque que permitirá simular, monitorizar y optimizar su funcionamiento y mantenimiento a lo largo de los cuarenta años de vida operativa para los que han sido diseñadas.
Plataformas polivalentes con vocación antisubmarina
En este sentido, aunque las F-110 son buques multipropósito, capaces de responder a una amplia gama de amenazas, su principal especialización es la guerra antisubmarina. Para ello, están equipadas con un sónar de casco y otro remolcado de profundidad variable de última generación, además de lanzadores para los avanzados torpedos Mk 54. Su capacidad de detección se complementa con una velocidad máxima superior a los 35 nudos, que les confiere una notable agilidad en el teatro de operaciones. Esta capacidad es crucial en un escenario donde la propia fuerza de submarinos española se está renovando, como demuestra la próxima puesta a flote del S-82, el segundo de la avanzada clase S-80.
Por otro lado, su polivalencia queda garantizada por un considerable arsenal para otras misiones. En proa montan un cañón de 127 milímetros y disponen de un sistema de lanzamiento vertical (VLS) con 16 celdas, compatible con misiles antiaéreos SM-2 y ESSM. Como arma antibuque principal portarán el moderno Naval Strike Missile. Todo ello integrado en un diseño con características furtivas que reducen su firma radar y térmica, dificultando su detección por fuerzas enemigas.
Además, la construcción de estas fragatas es un proyecto de colaboración industrial liderado por el astillero español Navantia, en el que participan socios tecnológicos de la talla de Indra y la estadounidense Lockheed Martin. La Armada contempla incluso la posibilidad de dos buques adicionales en el futuro, las F-116 y F-117, que podrían incorporar capacidades de combate todavía más avanzadas, consolidando la superioridad tecnológica de la flota.
✕
Accede a tu cuenta para comentar