Aviación

El avión de combate ruso que participó en la guerra civil española y casi salvó la Segunda República

La llegada de los cazas Polikarpov I-15 a España marcó un punto de inflexión en la Guerra Civil y su desarrollo aéreo

Polikarpov I-15 Chato
Polikarpov I-15 ChatoWikipedia

El Polikarpov I-15, conocido popularmente como "Chato" por su característica carena de motor, fue una pieza fundamental en la aviación republicana durante la Guerra Civil española. Este biplano monoplaza de origen soviético no solo aportó una capacidad aérea notoria, sino que también estableció las bases para una incipiente industria aeronáutica nacional.

Los primeros ejemplares de este modelo, diseñados por el ingeniero Nikolai Polikarpov, llegaron a las costas españolas a partir de octubre de 1936. El 13 de aquel mes, el mercante soviético Bolchevik desembarcó dieciocho cazas en Cartagena, seguido poco después por otros envíos en diferentes puertos levantinos, sumando una partida inicial de treinta y dos aeronaves.

Estos primeros aparatos, destinados a equipar las escuadrillas iniciales de combate, fueron trasladados a Los Alcázares para su montaje y puesta a punto. Esta labor se llevó a cabo bajo la supervisión de técnicos soviéticos, llegados semanas antes para organizar la infraestructura necesaria y preparar a los pilotos y personal de tierra.

Despliegue y operatividad en los frentes

A la remesa inicial se sumaron quince I-15 adicionales desembarcados en Bilbao en noviembre de 1936, y a lo largo de 1937, la Unión Soviética entregó un total de noventa y tres aviones más, completando así ciento cuarenta unidades importadas. Es importante destacar que, a partir de ese año, España inició su propia producción de este caza en factorías ubicadas en Alicante, Reus y Sabadell, de donde salieron un total de 287 aparatos, continuando su fabricación incluso una vez finalizada la contienda, tal como informan desde Defensa .

A finales de octubre de 1936 se constituyeron dos escuadrillas, cada una con treinta y un I-15, integradas por pilotos y personal de tierra mayoritariamente rusos. La primera, bajo el mando de Richagov (alias Palancar), tenía su base cerca de Algete, mientras que la segunda, comandada por "Casimiro", operaba desde Alcalá de Henares, demostrando una organización aérea temprana de calado.

La entrada en combate de los "Chatos" el 4 de noviembre de 1936 marcó el inicio de la Batalla de Madrid en el aire, con enfrentamientos diarios contra la aviación adversaria. Aunque la llegada posterior de los I-16 "Mosca" el 15 de noviembre proporcionó un alivio notable, el Polikarpov I-15 demostró su efectividad desde el primer momento.

Estos biplanos actuaron con gran eficacia en todos los frentes de la Guerra Civil, asumiendo en ocasiones misiones de asalto, como la notable actuación en Guadalajara bajo el mando del español Lacalle. Con el paso del tiempo, los pilotos soviéticos fueron progresivamente sustituidos por aviadores españoles formados en la URSS, asumiendo plenamente la operatividad.

Un diseño robusto y con gran peso táctico

El Polikarpov I-15, diseñado en 1933 como un desarrollo de un modelo anterior, realizó su primer vuelo ese mismo año, demostrando rápidamente ser uno de los mejores cazas de su tiempo. Entró en servicio en 1934 y se fabricaron más de quinientos ejemplares en la Unión Soviética antes de su llegada a España.

Era un avión sumamente robusto, con una construcción metálica en gran parte de su estructura, mientras que la sección posterior del fuselaje estaba entelada. Estaba propulsado por un motor radial ruso M-25B, derivado del Wright Cyclone, con nueve cilindros refrigerados por aire y una potencia considerable de 775 CV.

En cuanto a sus dimensiones, el "Chato" presentaba una envergadura de 9,75 metros, una longitud de 6,30 metros y una altura de 2,92 metros. Su peso en el momento del despegue era de 1.420 kilogramos, cifras que atestiguan su diseño compacto y su capacidad operativa como caza monoplaza.

Este biplano podía alcanzar una velocidad máxima de 310 kilómetros por hora, con una velocidad de aterrizaje de 100 kilómetros por hora, y un techo operacional considerable de 10.400 metros. Su autonomía de vuelo se extendía hasta los setecientos veinticinco kilómetros, permitiendo un rango de acción apreciable para la época.

Su armamento consistía en cuatro ametralladoras montadas a través del motor y sincronizadas con la hélice, con una dotación de 750 cartuchos por arma. Además, podía cargar dos bombas de 5 kilogramos y otras dos de 12 kilogramos en los planos inferiores, haciendo de él un avión muy acrobático y con una velocidad ascensional que lo convirtió en un rival peligroso durante todo el conflicto.