Defensa

Navantia y Lockheed Martin trabajan juntas para mejorar los sistemas de combate de las fragatas F-110 de la armada

Navantia y Lockheed Martin logran en Estados Unidos un avance crucial para la Armada: la primera integración con éxito del radar SPY-7 y el sistema Scomba, el corazón de la defensa antiaérea de las futuras fragatas F-110

Aparecen tres navíos en alta mar, hay una bandera de España en lo alto de uno de ellos
La Armada Española ha reforzado su poder: ahora tiene nuevos misiles antibuqueMinisterio de Defensa

El programa de las futuras fragatas F-110, llamado a redefinir las capacidades de la Armada española para las próximas décadas, avanza a toda máquina. Este proyecto estratégico para la defensa nacional no solo supone un relevo generacional para las veteranas fragatas de la clase Santa María, que acumulan casi cuarenta años de servicio, sino que representa un salto cualitativo sin precedentes, dotando a la flota de buques polivalentes con una tecnología de vanguardia y un marcado acento español, donde el sistema de combate Scomba será la espina dorsal de la flota. Este esfuerzo modernizador se complementa con la planificación de los próximos destructores de la Armada, que seguirán consolidando el futuro de la fuerza naval.

De hecho, el éxito del programa depende de que su desarrollo progrese de forma acompasada en dos frentes que, aunque distintos, son inseparables: la construcción del casco y la integración de sus complejos sistemas electrónicos. Cualquier desajuste entre el avance del acero en los astilleros y el del software en los laboratorios podría comprometer un calendario ya de por sí exigente.

Por un lado, la parte más visible del proyecto materializó recientemente uno de sus grandes hitos con la botadura de la primera fragata de la serie, la F-111 Bonifaz, en las instalaciones que Navantia tiene en Ferrol. Un momento simbólico que demuestra que la construcción naval sigue su curso y que el primer buque de la nueva era ya toca el agua. Este hito en la construcción naval se suma a otros avances significativos de la industria nacional, como la reciente puesta a flote del submarino S-82, también clave para la defensa.

El cerebro digital que dará vida al acero

Por otro lado, y en paralelo a los trabajos en el astillero, se ha producido un avance tecnológico fundamental en Estados Unidos. Allí, Navantia y su socio norteamericano Lockheed Martin han logrado culminar con éxito la integración del radar SPY-7 en el sistema de combate Scomba, que funcionará como el cerebro de los nuevos buques. Según informa el medio Infodefensa, esta fusión es crucial para garantizar la capacidad de defensa antiaérea, una de las misiones principales de las fragatas. Esta capacidad es vital, ya que se alinea con la necesidad de reforzar todo el escudo protector del país, donde la artillería antiaérea española también juega un papel fundamental.

Durante estas pruebas, realizadas en el centro que Lockheed Martin posee en Moorestown (Nueva Jersey), los ingenieros no solo consiguieron visualizar por primera vez las trazas del potente radar en las consolas del Scomba. El hito fue más allá, al ejecutar enfrentamientos simulados contra blancos reales que habían sido detectados previamente por el propio sensor, superando así una prueba de fuego decisiva para el tándem tecnológico.

Sin embargo, el camino no ha terminado. Antes de que estos sistemas se instalen definitivamente a bordo de la Bonifaz, el plan contempla la realización de nuevas pruebas de validación en España. Primero pasarán por el Centro de Integración de Sistemas en Tierra (CIST) de Navantia en San Fernando y, finalmente, deberán obtener la certificación final de la Armada en las instalaciones de la base naval de Rota.