Defensa

La vuelta de la mili, un debate tabú sobre el que Defensa maneja informes técnicos en los despachos

Defensa maneja en sus despachos un informe técnico sobre el servicio militar obligatorio. Uno de tantos escenarios, dice el discurso oficial, que niega rotundamente que entre en sus planes el regreso de la mili. Los movimientos que se están produciendo en otros países europeos se ignoran

Militares españoles explican a los de EE UU la misión de la batería "Patriot"
Militares españoles explican a los de EE UU la misión de la batería "Patriot"EMAD

Desde que se suspendió el servicio militar obligatorio en España en 2001, la defensa nacional ha quedado en manos de un ejército profesional. Dos décadas después, la guerra en Ucrania y la amenaza rusa en el flanco este de Europa han devuelto la pregunta: "¿Es suficiente un ejército profesional para responder a los nuevos retos de seguridad? ¿Qué margen tienen los Estados europeos en caso de escalada bélica?

Defensa sí ha puesto en marcha el trabajo técnico de analizar el escenario de cómo podría volver a implementarse una "mili" obligatoria, en un ejercicio de responsabilidad ante las decisiones que se están tomando en otros países. Polonia, Finlandia o Países Bálticos mantienen o han recuperado el servicio militar obligatorio por la amenaza directa de Rusia. Alemania debate su reintroducción tras más de una década sin ella. Francia e Italia disponen de ejércitos profesionales, pero estudian fórmulas híbridas de servicio cívico-militar. Mientras, España, oficialmente, se mantiene al margen y lo fía todo a la OTAN en su posición estratégica.

Esta actitud la explican en medios políticos en que hablar de la mili sigue siendo un tema tabú. La sociedad española no reclama su regreso, y ningún partido se atreverá a incluirlo en la agenda. Los informes técnicos reconocen esta dificultad: "Nadie quiere hablar de esto porque es impopular". Una contradicción con la buena imagen del ejército en España (con la excepción de Cataluña) y que puede tener como explicación que la población no percibe un riesgo cierto para su seguridad.

La gran cuestión que se plantea es si el servicio militar obligatorio debe ser solo un asunto de los países más amenazados por Rusia o si toda Europa debería reforzar sus sistemas de reserva ante escenarios largos de guerra. España, aunque alejada del frente este, forma parte de la OTAN, y estaría obligada a responder en caso de ataque de un aliado.

En cualquier caso, la vuelta de la mili no está en la agenda política inmediata, pero sí en la reflexión estratégica de Defensa. Con un ejército limitado en número y misiones internacionales cada vez más exigentes, la discusión sobre cómo reforzar las capacidades nacionales no es tan ciencia ficción como la izquierda aparenta.

El ejército profesional se estrenó con apenas 75.000 soldados. Hoy son cerca de 120.000 efectivos y el Gobierno prevé aumentar la plantilla en más de 150.000 para el 2035, ya que estamos por debajo de la media europea en soldado por habitante. Esta realidad se enfrenta a un mundo cambiante en el que los ejes de poder están virando con una Rusia cada vez más agresiva (en creciente sintonía con China, India, Corea del Norte) mientras EEUU se desentiende de la seguridad del marco europeo.