Caso Bárcenas
Del lujo a «Las Praderas» con 100 euros
Un total de 100 euros a la semana para gastar en «Las Praderas», siempre y cuando su familia se lo ingrese en la caja de la prisión. La vida de Luis Bárcenas ha experimentado un giro copernicano y ha pasado, dada la vida que llevaba de lujo, libertad y posibilidades económicas, al lado oscuro de la luna.
Un total de 100 euros a la semana para gastar en «Las Praderas», siempre y cuando su familia se lo ingrese en la caja de la prisión. La vida de Luis Bárcenas ha experimentado un giro copernicano y ha pasado, dada la vida que llevaba de lujo, libertad y posibilidades económicas, al lado oscuro de la luna, si es que estar a disposición de la Justicia, con la confianza que siempre hay que tener en ella, permite hablar de la luz y la noche.
De los restaurantes y hoteles de lujo, de las bebidas de marca y altos precios, a un «chabolo» (celda en el argot carcelario) de unos 10 metros cuadrados. De las nevadas montañas de países con altos niveles económicos, en los que practicaba el esquí o cuyas ciudades visitaba por asuntos financieros, a una de las zonas más sanas de la provincia de Madrid, por su cercanía con la sierra. Pero sin libertad de movimientos, en un régimen que iguala a todos, ricos y pobres, y que termina donde empiezan las rejas y los muros de hormigón
La cárcel de Soto del Real está situada en la finca que tiene el nombre que encabeza este artículo y lleva camino de convertirse en una de las más famosas de nuestro país, ya que, en función de los casos de supuesta corrupción que investigan las Fuerzas de Seguridad a las órdenes de los tribunales de Justicia, por sus celdas han pasado, o pueden pasar, personajes otrora con un aura de intocables, dado el gran poder económico del que disponían (y parecen disponer todavía). Francisco Correa, de la «Gürtel», Miguel Blesa, quien fuera presidente de Caja Madrid, ya no están en el centro. Allí permanece el ex presidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán.
Bárcenas entró en la tarde del jueves y pasó los trámites, como cualquier recluso, de tomarle la filiación, huellas dactilares y datos personales. Se le requisaron algunos objetos que llevaba, como 90 euros en metálico, que le serán devueltos cuando abandone el centro. Sin solución de continuidad y tras una breve llamada a la familia para comunicar en qué prisión estaba, se le asignó una celda provisional junto con otro recluso, dentro del módulo de ingresos, con capacidad para 72 personas. Se le entregó el kit de limpieza personal: cepillo y pasta de dientes, jabón, etcétera. Después, a cenar (se sirve a las 19:30 horas) y a la celda, para dormir. Sólo comió una manzana.
Ayer, a las 8:30 de la mañana, le esperaba, junto a los demás reclusos del módulo, el desayuno, consistente en café o cacao, bollos y magdalenas. Bárcenas, al igual que los que habían ingresado el jueves, dedicó el día a las preceptivas visitas al servicio médico, al psiquiatra y al educador. Finalizadas estas gestiones, le fue asignado una celda en uno de los módulos, aunque estaba prácticamente descartado que coincidiera con Díaz Ferrán. Antes del dirigirse al «chabolo», a Bárcenas se le entregó el kit de limpieza del habitáculo, que, lleva, entre otras cosas, lejía y papel higiénico. Su nueva morada, que comparte con otro preso preventivo, es de unos 10 metros cuadrados e incluye una litera, inodoro, ducha, mesa y silla. Tiene derecho a radio y televisión, que, por supuesto, se tiene que costear, así como los elementos de lectura que desee y que entren dentro de lo que permite el reglamento.
Las visitas de familiares y amigos se producen de viernes a domingo. Una semanal, de 40 minutos de duración.
Tras la compra de las correspondientes tarjetas en el economato, puede realizar 10 llamadas a la semana a 10 números, con una duración máxima de cinco minutos cada una. Los horarios permitidos son de 8 a 14, y de 17 a 20, siempre que no coincidan con las comidas: 8:30 el desayuno, 13:30 la comida y 19:30 la cena.
Bárcenas, al igual que los demás reclusos, tiene que limpiar su celda, de forma compartida con su compañero, y la parte de lugares comunes (pasillos y accesos) que le corresponden.
Tiene asignado un número (que no se revela por parte de las autoridades penitenciarias) y puede vestir como quiera, dentro de «las normas de decoro».
Con los 100 euros de pecunio semanales, puede adquirir en el economato comida y bebidas (las alcohólicas están estrictamente prohibidas), las citadas tarjetas telefónicas y otros productos, como detergente. Los móviles también están prohibidos y las llamadas tienen que realizarse a través de las cabinas y con las condiciones antes citadas.
Soto del Real tiene un total de 1.008 celdas, más 166 adicionales. En la actualidad, cuenta con una población de alrededor de 1.600 reclusos, la mayoría preventivos.
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