Fuerzas de Seguridad
Desmontar la Guardia Civil pieza a pieza
Existe preocupación en la Benemérita ante la percepción de que se toman decisiones que le restan competencias fundamentales
Hay prisas. Existe la percepción, cada vez más generalizada, de que el actual inquilino del Palacio de la Moncloa dejará de serlo a partir de comienzos del año que viene pese al tezanismo guevarista, que trata de convencer a los ciudadanos de lo contrario. Y, claro, hay prisas en aprovechar estos meses para exprimir el limón de las cesiones que han permitido el mantenimiento de la llamada “mayoría Frankenstein”.
Uno de los objetivos es una de las instituciones que conforman el ser de España, que articula vertebración de la Patria: la Guardia Civil. Como me decía esta misma mañana un miembro de la Benemérita, “saben que frontalmente no van a poder acabar con el Cuerpo, por lo que han optado por su desmontaje pieza a pieza”.
Quizás sea un vaticinio un tanto exagerado, como aquellos pesimistas que dicen, mitad en serio mitad en broma, que “no cumpliremos 200 años”. Y 400, le he contestado. Lo cierto es que existe preocupación por una serie de decisiones o exigencias que se vienen produciendo en los últimos tiempos.
Hoy mismo, el conseller de Interior de la Generalitat de Cataluña, Joan Ignasi Elena, se comprometía a luchar para que se complete el traspaso de competencias de seguridad marítima a los Mossos d'Esquadra, que ahora comparten con la Guardia Civil. Ya tuvo que recular cuando lo de la Copa del América, pero da lo mismo. Hay que aprovechar el momento, porque el inquilino de La Moncloa quiere completar la legislatura; y, a lo peor, cuela.
Se debate en estos días en el Congreso de los Diputados (trámite de enmiendas) el proyecto de ley de “básica de agentes forestales y medioambientales”, en el que algunos creen ver una merma de las competencias que actualmente desarrolla de forma eficacísima el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil. Habrá que aguardar a leer cómo queda el texto para emitir un juicio al respecto.
La supresión de unidades antiexplosivos GEDEX o de Montaña, que desde la propia Benemérita se justifican por razones operativas, preocupan, asimismo, porque, con acierto o no, algunos la enmarcan en la estrategia de despiece del Cuerpo.
Lo de las competencias de Tráfico en Navarra merece capítulo aparte porque, tal y como ha publicado este periódico, la transferencia a la Comunidad Foral entre el indisimulado alborozo de los, calificados en ámbitos parlamentarios, filoterroristas de EhBildu, se ha podido cometer un grave fraude de ley, sobre el que habrá de pronunciarse, si así lo dispone, el Tribunal Supremo.
No todo son ataques exteriores. La reorganización territorial de la Guardia Civil, cuyo carácter rural forma parte de su ADN desde el mismo día de su fundación, deja a muchas zonas de la llamada “España despoblaba” en un ambiente de inseguridad. La sola de la presencia de la patrulla del Cuerpo, como decía la Cartilla del Duque de Ahumada, auténtica referencia de comportamiento de los guardias, supone siempre una tranquilidad para estos ciudadanos: “Procurará ser siempre un pronóstico feliz para el afligido, y que a su presentación el que se creía cercado de asesinos, se vea libre de ellos; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que veía a su hijo arrastrado por la corriente de las aguas, lo crea salvado; y, por último, siempre debe velar por la propiedad y seguridad de todos”.
Quedan meses difíciles hasta las elecciones generales (el resultado de las de mayo ya será un indicativo importante) y los enemigos de España no van a perder un tiempo precioso para lograr sus fines. Y que nadie lo dude, la Guardia Civil, que tantas veces les ha socorrido y les socorre, es un rival a batir, un muro a derribar, aunque sea pieza a pieza.
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