
Oposición
El PP detecta que le daña no competir con Vox
Los sondeos internos que maneja Génova a diario les aconsejan insistir en el pulso con Abascal por el voto más a la derecha

La teoría de la manta: si te tapas demasiado por arriba, dejas al descubierto los pies. Y viceversa. Está claro: no hay una ciencia exacta para la política. Pero en tiempos de polarización, la ambigüedad es mala consejera. El Partido Popular quiere convencer a diez millones de votantes para las próximas elecciones. Esto es: casi todo el espacio que discurre entre el PSOE y Vox. Por eso, unas veces tira las redes por el centro y otras, hacia la derecha.
Se trata de, poco a poco, ir navegando entre las dos aguas hasta encontrar el espacio donde atrapar el mayor número de votos. Aunque los sondeos internos apuntan a una dirección: estribor. Para muestra, el repunte que, según desvelan fuentes de Génova a LA RAZÓN, se produjo antes de las vacaciones de verano en un momento muy concreto: cuando, en aquel debate monográfico por la corrupción en el Congreso de los Diputados, Alberto Núñez Feijóo echó en cara a Pedro Sánchez las saunas de su suegro. Un dato que tienen muy en cuenta en el politburó gallego, donde con cierta resignación admiten que para no ceder votos a Vox tienen que mantener una línea de oposición «contundente». El discurso «duro», en definitiva, da frutos en abundancia.
Génova descarta, por tanto, escuchar aquellas voces dentro de la formación que recomiendan una línea más pactista con el Gobierno de Pedro Sánchez. «Es la foto con la que Santiago Abascal sueña». No es ningún secreto que lo que queda de legislatura va a ser un enfrentamiento sin cuartel. Y en un momento en el que, según la demoscopia, el público antisanchista no hace sino crecer, el PP no quiere quedarse atrás.
«La gente busca venganza contra un presidente que ha secuestrado anímicamente al país», aseguran fuentes de la cúpula, donde toman buena nota del «repunte» que registraron antes de las vacaciones. «Procedente del elector que quiere combatir» a Sánchez.
En ese sentido, advierten que podrían elevar aún más el tono.
Pero Feijóo ha pedido un tanto de mesura. «Está en una fase en la que no quiere hacer cualquier cosa para llegar». De hecho, la bala del padre de Begoña Gómez la tenía guardada en un cajón de su despacho desde hacía tiempo. Y se resistía a meterla en el revólver para disparar al rival. Tampoco es novedad que, en la contienda política, el líder popular siempre ha preferido dejar al margen las cuestiones personales y no manchar sus pies de barro.
A estas alturas, si quiere ganar la batalla, sabe que le toca sacar los guantes de boxeo. «Hoy se necesita claridad para ser creíble», señala un barón a este periódico. A nivel territorial hay preocupación por la subida de Vox que refleja la demoscopia. Aunque, como publicó este periódico, el entorno de Feijóo considera que el voto que hoy se pasa a la formación verde es «recuperable» para cuando llegue la hora de la verdad. El propio presidente popular, el pasado lunes, afirmó: «Estoy convencido de que habrá muchos votantes de Vox que en el momento de la urna decidirán una papeleta azul que garantice el cambio de gobierno, no una verde».
Para abonar el terreno y favorecer que ese votante vuelva a casa, ha apostado por un mensaje bastante más firme contra la inmigración ilegal, la principal bandera que ondea Abascal y que tantas alegrías le genera de un tiempo a esta parte. El año pasado, la vinculación que hizo Feijóo, en plena campaña de las catalanas, entre el aumento de la delincuencia y la llegada de personas en situación irregular causó un tremendo revuelo mediático. Ahora, dice abiertamente que «España no puede ser una nación con las puertas abiertas a la delincuencia» y no se inmuta por las críticas, que apenas llegan.
Otra muestra de que la confrontación es la argamasa que usará el PP para seguir construyendo una «mayoría suficiente», lo que sucederá el viernes durante la apertura del año judicial. Por primera vez, no contará con la presencia del jefe de la oposición, que ayer comunicó a la Casa Real que causaría baja. El motivo: «Participa un fiscal general del Estado que incurrió en desviación de poder según el propio CGPJ, que está procesado y a la espera de ser juzgado por el propio Tribunal Supremo». Lo cierto es que el plante se puede interpretar como un feo al Rey y al sistema judicial.
Por eso, Génova remarca: «El PP, por supuesto, profesa el mayor de los respetos hacia el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Supremo. El mismo que tiene hacia la Corona en general y hacia Su Majestad el Rey en particular».
Para los próximos meses, el PP conjugará más vehemencia contra Sánchez con planes programáticos. En el núcleo duro de Feijóo minimizan la subida de Vox en este mes de agosto y anticipan que la vuelta a la actividad parlamentaria será decisiva para volver a ocupar el espacio perdido.
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