Análisis
Dimisión de María Gámez: faltó un mensaje contundente
Una comparecencia a tiempo, nada más conocerse lo ocurrido, podría haber evitado este desenlace
Los motivos esgrimidos por la ya exdirectora de la Guardia Civil María Gámez para presentar la dimisión (no cese, según su versión) parecen razonables, pero no convincentes. El hecho de que su marido resulte imputado en una causa penal, lo que sin duda le afecta en lo personal, en ningún caso implica al conjunto de la Benemérita por el hecho de que ella fuera la que encabezara este cuerpo militar.
Sin duda, hay otras razones y una de ellas puede derivar de la inacción, desde su puesto de mando, cuando empezó el llamado "caso cuarteles". Una comparecencia de Gámez en el primer momento para explicar lo que realmente ocurría hubiera impedido lo que después pasó. Un asunto que estaba siendo investigado y depurado por la propia Guardia Civil, en una encomiable labor del departamento de Asuntos Internos, fuera utilizado, con fines espurios, para tapar el llamado caso "Tito Berni".
En un cuerpo jerarquizado como es la Benemérita, los integrantes del mismo siempre miran hacia arriba, hacia sus mandos, en los que tienen confianza y de los que esperan las decisiones y respuestas precisas en los momentos oportunos, sin dilaciones. Y no ha ocurrido en este caso. Y se generó el lógico malestar tras la inicial perplejidad.
Habrá que esperar al trabajo de los jueces y fiscales para determinar en qué queda el asunto de los cuarteles y del mencionado "Tito Berni". Y si el ruido mediático se correspondía con lo que finalmente se acredite.
Un mensaje contundente desde la Dirección General de la Guardia Civil, en el que contara la verdad, que la investigación la llevaba a cabo el propio cuerpo, hubiera evitado espectáculos bochornosos en los que determinados individuos, más dados a la holgazanería que al trabajo, llamaran "corruptos" a guardias de a pie que acudían a prestar un servicio de seguridad ciudadana o de otro tipo.
Según intensos rumores que se extienden en ámbitos beneméritos, no va a pasar mucho tiempo sin que se conozca la decisión de la Sala de lo Contencioso del Tribunal Supremo sobre el recurso presentado por el coronel Diego Pérez de los Cobos, en cuyo cese al frente de la comandancia de Madrid tuvo un papel tan protagonista la directora general ahora dimitida.
Hasta el punto de firmar la orden de cese y justificarla -alguien no debió aconsejarla bien en aquellos momentos- en que el mando destituido no había informado "del desarrollo de investigaciones y actuaciones de la Guardia Civil, en el marco operativo y de la Policía Judicial con fines de conocimiento". Resulta que la juez que instruía el procedimiento, derivado de las manifestaciones del 8-M justo antes de declararse la pandemia, había requerido a los agentes que guardaran la máxima discreción, norma que, por otra parte, es habitual en las actuaciones de Policía Judicial.
Y una última reflexión. Llama la atención la decisión de Gámez el mismo día en que el Gobierno, con Sánchez a la cabeza, salía del Congreso de los Diputados blasonando el gran éxito cosechado tras la derrota de la moción de censura presentada por Vox. Y la gran unidad lograda con sus socios en el Ejecutivo. Llama la atención.
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