El personaje

Dolores Delgado: Frente a la rebelión de las togas

Ha vuelto a indignar a la Fiscalía con el intento de acelerar su nombramiento antes del 23-J

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DelgadoIlustraciónPlatón

De nuevo en el huracán de la polémica. La decisión de la exministra de Justicia, Dolores Delgado, de optar a la plaza de Fiscal de Sala de Memoria Democrática ha desatado una rebelión sin precedentes en el Ministerio Público. El actual Fiscal General del Estado y sucesor da Delgado, Álvaro García Ortiz, convocó de urgencia el Pleno del Consejo Fiscal, tan solo dos horas después del anuncio de Pedro Sánchez sobre las elecciones generales el 23 de julio, con el objetivo de blindar el nombramiento de su íntima amiga. Ello ha provocado una dura reacción de la Asociación de Fiscales (AF) y la Asociación Profesional Independiente (APIF) pidiendo que García Ortiz suspenda el plenario fijado para el 8 de junio. La intención de Ortiz es votar de inmediato la candidatura de Lola Delgado antes del resultado de los comicios de julio, dado que podría salir elegido un gobierno de distinto color político y el actual Fiscal General ser cesado en su puesto. Los seis vocales de la AF presentes en el órgano consultivo han emitido un duro comunicado en el que expresan su «gran sorpresa» por la convocatoria de la reunión nada más conocerse los planes de Sánchez, cuando estaba previsto once días después.

En esta nota destacan que jamás «ninguno de los anteriores Fiscales Generales del Estado han realizado nombramientos de plazas discrecionales una vez disueltas las Cortes, y los que estaban pendientes quedaban aplazados hasta la formación del nuevo Parlamento y el nuevo Gobierno». Para los vocales del Consejo Fiscal este apresurado cambio de fechas, «da la impresión de que García Ortiz ya tiene en su cabeza a la persona que será nombrada, con independencia de lo que diga el órgano consultivo». Los vocales exigen suspender el Pleno y afirman que «existe mucha alarma en la carrera fiscal por este asunto». Las Asociaciones concluyen que no se dan razones de urgencia cuando las Cortes están disueltas y el Gobierno en funciones. El malestar en el Ministerio Público es enorme y anuncian un conato de rebelión de «togas judiciales».

La figura de Delgado siempre ha sido conflictiva. Por sorpresa presentó su renuncia como Fiscal General del Estado aduciendo problemas personales de salud, aunque fuentes de la Fiscalía recuerdan que su situación era insostenible al recibir un duro varapalo del Tribunal Supremo por designar a Eduardo Esteban Rico como Fiscal Jefe de la Unidad Coordinadora Menores, que fue anulado por «falta de motivación sin cumplimiento de las exigencias mínimas». Además, la AF elevó una misiva a Europa en la que denunciaba el intento del Gobierno de premiar a Delgado como Fiscal de Sala y su preocupación por la imagen de desprestigio y falta de neutralidad de la Institución. El revuelo fue de campeonato, le pilló mientras convalecía de la intervención quirúrgica de un quiste sinovial y lesión facetaria en la columna vertebral, de la que se recuperó sin problemas mientras los fiscales seguían en ebullición.

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La Fiscalía General fue condenada en costas por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) por mala fe procesal en la anómala instrucción sobre el fiscal Ignacio Stampa. Un turbio entramado que arranca con el llamado «caso Tándem», origen de la detención y entrada en prisión del ex comisario José Manuel Jiménez Villarejo por presuntos delitos de blanqueo y organización criminal. Y todo ello, en medio de explosivas grabaciones que revelan la estrecha relación entre Lola Delgado y su pareja, el ex juez Baltasar Garzón, con Villarejo, así como la vinculación del despacho de abogados de Garzón con implicados en el Caso Tándem, con sospechas de tráfico de influencias.

Como ministra de Justicia fue reprobada en el Congreso y el PP exigió su dimisión durante las negociaciones para la renovación del CGPJ y el escándalo de sus grabaciones con Villarejo. Lejos de amilanarse, se mantuvo en el puesto con la confianza de Pedro Sánchez, pivotó la exhumación de los restos de Franco como Notaria Mayor del Reino e hizo pública su relación con Garzón durante un viaje a Roma. Desde entonces, ambos ya separados de sus anteriores matrimonios, conviven en una finca a las afueras de Madrid rodeados de naturaleza, huerto ecológico y animales varios. «Una pareja bucólica y con suculentos ingresos», comentan en sectores judiciales.