Terrorismo
Dos etarras se niegan a ser trasladados a cárceles del País Vasco
Faustino Marcos y Sebastián Guturbay han declinado el ofrecimiento del Gobierno por motivos de estudios, según fuentes penitenciarias
No todos los presos etarras quieren volver al País Vasco para terminar de cumplir allí sus condenas. ¿Desagradecidos al Gobierno de Sánchez que ha pactado con EhBildu el traslado de todos los reclusos? No parece ser el caso, ya que, según informado a LA RAZÓN fuentes penitenciarias, la decisión de estos internos podría deberse a temas docentes, a los estudios que cursan en la cárcel de Daroca, en Zaragoza.Se trata de Faustino Marcos Álvarez y Sebastián Gurtubay.
Ambos han manifestado, según las citadas fuentes, su deseo a la dirección del centro de acabar cumpliendo sus condenas en Aragón.Ambos habían sido ya propuestos para su traslado a centros penitenciarios del País Vasco, pero han declinado el ofrecimiento, que sí han aceptado la totalidad de sus compañeros de banda criminal.
Faustino Marcos Álvarez fue condenado por la Audiencia Nacional a 13 años y 4 meses de prisión por haber entrado en España con la finalidad de instalar un laboratorio de explosivos.
El 15 de febrero de 2010, el etarra cogió en la estación de París-Austerlitz el tren Talgo con destino a Cartagena. No obstante, fue interceptado por miembros de la Policía Nacional en la estación de Portbou de Girona, donde entregó un carné a nombre de Juan Carlos Valiño. Al levantar sospechas, fue trasladado a dependencias policiales, donde reconoció su verdadera identidad.
En el momento de su detención, el etarra llevaba 5.377 euros, el revolver, varios cartuchos, dos DNIs falsos, un ordenador y varios discos externos donde se encontraron manuales sobre la fabricación de explosivos y utilización de armas editados por ETA. También se encontraron programas de encriptación informática, censos de población y manuales de química.
Gurtubay fue condenado por la Audiencia Nacional a 20 años por tentativa de asesinato de dos ertzainas que sufrieron quemaduras muy graves por todo su cuerpo. Ocurrió en agosto de 2001. El terrorista esperaba junto a otros radicales la llegada de los dos agentes en la zona de la Plaza del Cristo de Portugalete. Les habían tendido una emboscada lanzando cócteles molotov contra una sucursal bancaria para que acudieran al aviso.
Cuando los agentes llegaron al lugar en un coche camuflado fueron asaltados de inmediato por más de una decena de proetarras que les tiraron artefactos incendiarios, piedras y tornillería. Uno de los ertzainas recibió la mayor parte de estos cócteles molotov y tuvo que ser rescatado del interior de la patrulla por su compañero, quedando el vehículo completamente calcinado .
Según el parte médico, el agente más grave sufrió quemaduras de primero, segundo y tercer grado en cara, extremidad superior y espalda, que abarcaban casi el treinta por ciento de su cuerpo. Su compañero también presentaba quemaduras en cara, espalda y extremidad superior izquierda con una extensión de un diez por ciento y de una profundidad de segundo y tercer grado.
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