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El 70% de los autores de ataques en Europa llegan de Marruecos

Los terroristas de Barcelona y Cambrils repiten un esquema iniciado el 11-M en Madrid y repetido en los atentados de París y Bruselas

Ibrahim Aalla, padre de Mohamed, puesto en libertad ayer, defiende la inocencia de su hijo a la puerta de su domicilio en Ripoll (Gerona)
Ibrahim Aalla, padre de Mohamed, puesto en libertad ayer, defiende la inocencia de su hijo a la puerta de su domicilio en Ripoll (Gerona)larazon

Los terroristas de Barcelona y Cambrils repiten un esquema iniciado el 11-M en Madrid y repetido en los atentados de París y Bruselas.

Que el terrorismo no tiene el dudoso honor de ser patrimonio de ningún país, raza o religión, es obvio. Sin embargo, el 70% de los terroristas yihadistas que han atentado en Europa durante los últimos quince años son de nacionalidad marroquí. El reino aluí se ha convertido en la cuna de la radicalización para los jóvenes entregados a la yihad.

Rabat no ha dejado de insistir, y así lo recoge la legislación del país magrebí, en que «la nacionalidad marroquí no se pierde transmitiéndose de padres a hijos». Es decir, aunque disponga de un DNI español o francés, sigue siendo marroquí. Así, salvo el caso puntual de algunos españoles, el atentado del 11-M en Madrid en 2004 nos aporta una pista que se cierra trágicamente en los atentado de Barcelona y Turku (Finlandia) de hace una semana.

Mientras, las detenciones de terroristas marroquíes se repiten cada día. Tres de ellos han sido detenidos en el reino alauí tras los ataques en Cataluña. En Nador, a diez kilómetros de Melilla, Hicham Ennadih, un hombre que residió durante diez años en el municipio de Ripoll (Gerona), donde podría haber vivido o al menos tener estancia temporal Younes Abouyaaqoub, autor del atentado de Barcelona. El viernes, también en Nador y acusado de hacer apología de los atentados en las redes sociales, fue detenido otro joven y el sábado, en Oujda, otro hombre que tenía contactos con Moussa Oukabir, uno de los miembros de la célula catalana. Por su parte, Finlandia detuvo ayer a dos magrebíes por su presunta implicación en el atentado de Turku, en el que murieron dos mujeres y otras ocho personas fueron acuchilladas.

En el propio Marruecos, en los últimos años se han desmantelado decenas de células terroristas, mientras se hacía la vista gorda a los combatientes voluntarios que partían a su peculiar yihad en Siria e Irak: unos 2.000 marroquíes en los últimos seis años. Según datos facilitados por el director general de la Dirección de Estudios y Documentación (DGED), Yassine Mansouri, se han desarrollado en Marruecos numerosas operaciones antiterroristas. En concreto, desde 2002 hasta 2014, se desmantelaron 126 estructuras yihadistas (41 relacionadas con Siria, Irak y el Sahel) y se ha detenido a 2.676 radicales (266 reincidentes). Además, se desbarataron 276 tentativas, incluyendo 119 atentados con bombas contra múltiples objetivos, como edificios oficiales, lugares turísticos, representaciones diplomáticas y centros de culto cristianos y judíos.

En España, el perfil del yihadista es un varón de entre 25 y 39 años, aunque cada vez más joven, según un informe del Real Instituto Elcano. En su mayoría casados y con hijos. Ocho de cada diez son extranjeros, principalmente de nacionalidad marroquí, argelina y paquistaní. Hasta ahora, sólo un 4,8% ha nacido en España. Tanto su nivel educativo como sus ocupaciones denotan una considerable diversidad.

Los nombres marroquíes se suceden en la trágica historia yihadista que ha golpeado Europa en los últimos años. Salah Abdeslam, único superviviente de los atentados de París de noviembre de 2015, que dejaron 137 muertos, era un belga de origen marroquí.

Ayoub El Khazzani, otro compatriota, intentó cometer un atentado en un tren Thalys en Francia en 2015, pero fue reducido por varios pasajeros. El islamista frecuentaba mezquitas y era conocido en tres países como radical, entre ellos Francia, donde había sido investigado. Asimismo, en 2004, el cineasta y escritor holandés Theo van Gogh fue asesinado en Ámsterdam por un joven con doble nacionalidad, marroquí y holandesa.