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«El 80 por ciento se negociaba con CC OO y UGT en Madrid»

La Razón
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Los sindicatos salen a relucir en más de una ocasión en el informe de la jueza Alaya. El informe de la Guardia Civil recoge algunas de esas evidencias. Así, una «mediadora» de Vitalia afirmó en sede policial que ya en los años 90 los sindicatos eran «la llave de inclusión en los procesos de ERE, asumiendo prácticas irregulares para el aseguramiento de esa participación». Esa «importancia» de los sindicatos también fue puesta de manifiesto José González Mata –presuntamente responsable de las actividades desarrolladas por las empresas Uniter e Ingotor en la tramitación de pólizas– en su comparecencia ante la Comisión de Investigación de Ayudas Sociolaborales, el 20 de septiembre de 2012.

En esa comparecencia, reconoció que, como empresa, tenía relaciones con los sindicatos: «El 80 por ciento de mis negociaciones son con los sindicatos CC OO y UGT, siempre en Madrid». En un ERE concreto, el de Delphi, lo repitió: «A mí me llamaba CC OO y UGT de Madrid: Oye, Pepe, que tenemos que...queremos empezar a trabajar con el tema éste».

Relacionado con todo ello, La Guardia Civil ha cifrado en 7,6 millones de euros el total transferido «a entidades vinculadas directamente» con los sindicatos por las mediadoras en los ERE entre los años 2000 y 2010, una cifra que posiblemente aumente al recabar más datos fiscales y financieros.

El informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre la aseguradora Vitalia señala que los conceptos por los que facturaban los sindicatos UGT y CC OO eran «asesoramiento, cálculos actuariales o recogida de datos» que «deberían haber tenido cobertura» mediante el trabajo de las propias mediadoras».

21 millones de perjuicio

La Guardia Civil asegura que las sobrecomisiones que cobró Vitalia han causado hasta ahora a la hacienda pública andaluza «un verdadero perjuicio» cifrado en 21 millones de euros y eran acordadas por el director general de Trabajo encarcelado Francisco Javier Guerrero y el director andaluz de Vitalia. Pero lo hacían «con el conocimiento y autorización de sus superiores jerárquicos».