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Daniel Lacalle / Economista y escritor

«El nivel de deuda sería del 174% sobre el PIB»

Podemos sopla y absorbe a la vez. Si bien es cierto que han presentado medidas que dulcifican las propuestas realizadas anteriormente, también lo es que no se trata de un plan económico factible. Defienden una reestructuración ordenada de la deuda junto a otros países, lo que se traduce en un proceso de negociación que llevaría tres años como mínimo, y que dentro de las fronteras de la Unión Europea no se puede llevar a cabo. «Lo que proponen es enfrentarse a la troika. Fuera de la UE significaría la quiebra del sistema», asegura Daniel Lacalle, economista y autor de «Viaje a la libertad económica» y «La madre de todas las batallas».

Una quita de deuda supone secar el crédito a la economía real. Resulta imposible que fluya la financiación a través de más endeudamiento, «son cuentas de la vieja». Asimismo, proponer una reestructuración eliminaría la relajación que existe desde Bruselas respecto a los objetivos de déficit. «La combinación explosiva de incrementar el crédito y aumentar los niveles de deuda podría disparar la prima de riesgo hasta los 700 puntos básicos, y el nivel de endeudamiento sería del 174% sobre el PIB».

Barra libre, dinero a trote y moche. También claman para que el crédito sea un derecho, y sugieren convertir el Instituto de Crédito Oficial (ICO) y la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) en una especie de banca pública que abra el grifo a empresas y familias. Ninguno de los dos entes tiene el nivel de capital básico que necesitan las entidades financieras dentro del sistema, es decir, «un porcentaje de capitalización superior al 8%».

Lacalle explica que Podemos parte de un error conceptual para cualquier economista, ya que esos entes no tienen capacidad de aumentar su balance. El crédito debe experimentar un análisis de riesgo para evitar los abusos que se cometieron en la economía española. «Entran en un discurso falso. Ese dinero significa endeudamiento, meterse en el agujero financiero que forjaron las cajas de ahorro». Además, el ICO y la Sareb, para aumentar sus balances, deben contar con la capitalización del sector privado, que se les negaría en el momento de plantear una reestructuración.

Los ideólogos de Podemos dicen que sus propuestas las apoyan premios Nobel. «Es como ir al médico, que te receten ejercicio, trabajo, dieta y una copa de vino, y decir que el médico recomienda atiborrarte a vino. Ningún Nobel apoya nacionalizaciones e intervencionismo».

Victoria Torre / Analista de Self Bank

«La prima alcanzaría casi los 1.000 puntos básicos»

Defienden una renegociación colectiva de la deuda, ya que una decisión unilateral de reestructuración abocaría el país al abismo. La aplicación de algunas de las medidas propuestas por Podemos podría provocar una debacle. Además, ante un hipotético rescate habría que implementar una serie de ajustes que, precisamente, van en la línea contraria a la que defiende el grupo de Pablo Iglesias.

Resulta una situación sin precedentes, que abona las incertidumbres y los temores. Incidir en la idea de una quita parcial de la deuda puede ser especialmente peligroso, y empujar el Ibex 35 hasta la caída libre. Victoria Torre, analista de Self Bank, augura que «la Bolsa podría caer por debajo de los 6.000 y la prima de riesgo dispararse hasta niveles cercanos a los 1.000 puntos básicos». Asimismo, piensa que es posible que el mercado no tenga un comportamiento especialmente abrupto durante estos días. «Pueden ponerse más nerviosos si se acerca la fecha y la formación política sigue escalando puestos».

Un retrocohete en la prima de riesgo de tal calibre tendría catastróficas consecuencias, ya que los préstamos se encarecerían demasiado para el funcionamiento de las entidades bancarias y constituiría un lastre para sus balances. «Muchas compañías no podrían emitir deuda debido a la subida de la prima de riesgo, por lo que resultaría un círculo vicioso cuyos protagonistas serían los propios bancos».

Luchar contra la especulación mediante la aplicación de una tasa sobre las operaciones de compra-venta en el mercado bursátil supondría una derrota. Sería una tasa similar a la «Tobin», ya implementada en distintos países. Torre recuerda que esta imposición siempre ha estado rodeada de polémica, y que se ha demostrado que, en ocasiones, no logra reducir la especulación. De igual modo, incide en la negociación de las bolsas, con la consiguiente repercusión económica. «En algunos países se ha eliminado una vez impuesta, tras observar el impacto nocivo que tiene en la contratación».

Los «gurús» de la nueva fuerza política barajan la posibilidad de introducir en el mercado una moneda paralela al euro –la europeseta–, que sería de curso legal sólo en España. Torre piensa que su puesta en marcha resultaría muy complicada, así como su supervivencia junto al euro. «Generaría confusión y el coste de su implementación superaría a los posibles beneficios que pudiera acarrear», sentencia la experta.

Javier Flores-Responsable de Estudios de Asinver

«Los inversores retirarían todo el dinero posible»

De posturas radicales e impracticables a medidas algo más permeables a la realidad. Los inversores observan con atención, y muestran su preocupación por la aceptación desde la ciudadanía de una opción política que predicaba posiciones incompatibles con el manejo racional de la economía y su acceso a la financiación internacional, tales como abandonar el paraguas protector de la eurozona o impagar parte de la deuda pública. «Una situación que ningún Estado desea en tanto que, salvo que tenga abundancia de recursos naturales, pasa a convertirse en un apestado internacional».

Javier Flores, responsable del Servicio de Estudios y Análisis de la Asociación Europea de Inversores Profesionales (Asinver), cree que resulta complicado aportar una cifra, aunque a modo de referencia y en relación a los peores momentos precedentes, recuerda que la salida neta de España en 2012 se elevó a 179.221 millones de euros.

«Tanto inversores como ciudadanos quieren un Estado fuerte, respetuoso con la libertad individual, una Administración racional, una democracia regenerada, libre de corrupción y adoctrinamiento partidista, pero no al precio de sufrir restricciones al libre movimiento de capitales y verse cambiando euros en el mercado negro como en un corralito de país montonero».

Flores afirma que los inversores harían lo más inteligente en esa situación: «Retirar todo el efectivo posible electrónicamente o en una maleta, y llevarlo a buen recaudo a un país seguro».

Podemos ha cambiado de chaqueta. Quiere ser una opción con vocación de Gobierno. Flores resalta que así se explica que hayan escuchado a profesionales y técnicos solventes para generar un efecto llamada «alejado de unas propuestas iniciales que no resistían examen alguno y en ocasiones parecían más propias de un grupito de ilustrados o una célula de resistentes que de un partido de Gobierno».

«Devaluación masiva, inflación galopante, desabastecimiento y brecha social, desapareciendo la clase media, en un escenario similar al de repúblicas postsoviéticas habrían sido el resultado lógico e inevitable de planes de ese calibre. La dificultad de las empresas para hacer frente a sus compromisos exteriores llevaría a muchas a la quiebra o su traslado», asegura.

Pablo Iglesias ha decidido pasar de la resistencia a la expansión, de la lucha de guerrilla a la iniciativa, y al margen de otro tipo de consideraciones más viscerales y que pueden cuestionarse desde el punto de vista económico y político de cada cual, «el riesgo de la acelerada metamorfosis de Podemos está precisamente en que finalmente acaben proponiendo la repetición resignada de lo que ya ha fallado en otros partidos».

Rafael Pampillón- Catedrático de Economía

«Aumentaría el paro y las pensiones serían inviables»

Los datos, como el algodón, no engañan. Para las pensiones, el programa económico que propone Podemos resulta sencillamente inviable, ya que resquebrajaría los ingresos de la Seguridad Social. Quieren reducir la edad de jubilación desde los 67 a los 65 años. Rafael Pampillón, catedrático de Economía de la Universidad San Pablo CEU, piensa que se trata de un error porque para mantener el actual sistema de pensiones se debe subir la edad de jubilación, y no bajarla.

Muchos economistas llevan años advirtiendo a los distintos gobiernos de España sobre el riesgo de sufrir futuros desequilibrios presupuestarios como consecuencia del mayor gasto en Sanidad y en materia de pensiones. ¿Por qué tanta preocupación? «Nuestro país se convertirá en uno de los más envejecidos del mundo». Según proyecciones del INE, dentro de 50 años la proporción de la población mayor de 64 años pasará a representar casi el 40% frente al 18% de hoy en día. Los mayores de 64 años, actualmente hay 8 millones de personas, serán 12 millones en 2030 y 17 millones en 2052.

Implantar una jornada laboral de 35 horas semanales e incrementar los salarios es como pedirle peras a un manzano. La disminución del horario supone un incremento de los costes laborales para las empresas, lo que se traduce en un aumento de los precios de los productos. La competitividad de las empresas se vería seriamente dañada, por lo que dejarían de hacer las maletas para cruzar nuestras fronteras.

El impacto de esta propuesta tendría consecuencias devastadoras, con una reducción de las exportaciones y un mayor déficit comercial. «El descenso de la competitividad de las empresas españolas conllevaría un aumento del desempleo». El incremento de los salarios significa un aumento de los costes para las empresas. Pampillón sostiene que las compañías estarían obligadas a reducir costes para sobrevivir, y admite que algunas morirían en el intento.