Política

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El conseller y la «Grossa»

El consejero catalán de Economía, Andreu Mas-Colell, posa con la mascota de la Grossa de Cap d'Any, la nueva lotería catalana
El consejero catalán de Economía, Andreu Mas-Colell, posa con la mascota de la Grossa de Cap d'Any, la nueva lotería catalanalarazon

¿De qué hablarán, en el momento de retirarse, el conseller y la «Grossa»? ¡Pues de pelas, de qué van a hablar si no! Andreu Mas-Colell, que se ha puesto la corbata a juego con el vestido rojo de la señora, le pregunta por lo bajo: «¿Cuánto hemos sacado?». «Más de diez milloncejos», responde ella, que está radiante, recién salida de la peluquería, con el pelo teñido, como buena burguesa catalana, de rubio brillante, mientras saluda con la mano izquierda a la concurrencia soberanista. «¡Pues habrá que repetirlo, que esto da moral en los tiempos que corren!», propone él. «¡Por mí encantada; es una bonita forma de acabar el año, tan unidos, tan...!». «Anda, anda, "Grossa", déjate de dar pistas y descubrir lo nuestro aquí en público, no sabes cómo me pones, y nos está esperando el president». «Andreu, ¿qué le parecerá lo nuestro a Artur?». «Seguro que nos felicita. Fíjate, hemos hecho competencia a la Lotería de Navidad del Estado y hemos acallado aquí un poco el sonsonete centralista de los niños de San Ildefonso. Como comprenderás, nosotros no somos menos que Madrid. Ya verás al año que viene, se van a enterar». «Y además hemos sacado unas pelas, que no son moco de pavo, Andreu, con las que podremos socorrer a gente necesitada». «Claro, "Grossa", claro, en eso emplearemos lo que sobre de la campaña de la consulta, haya o no haya consulta, que a mí me da que no, y de las cartas a las cancillerías y otras zarandajas, que esto del soberanismo nos va a costar un ojo de la cara». En esas estaban cuando el conseller, experto en microeconomía, y la «Grossa» llegaron a la puerta del despacho presidencial. Antes de entrar, el conseller no pudo contenerse y la besó mientras le decía al oído: «Grossa, guapísima, eres una mujer soberana, independiente, tienes todo lo que hay que tener». «¡Anda, no seas tonto, Andreu!», susurró ella sonriendo y bajando tímidamente los ojos.