Política

Crisis del PSOE

El día que Madina hizo temblar Ferraz

Rubalcaba teme perder el control del calendario sucesorio y aguarda a que el vasco enfríe el debate de las primarias. La dirección federal admite que la «precipitación» de López generó inquietud en las federaciones

El día que Madina hizo temblar Ferraz
El día que Madina hizo temblar Ferrazlarazon

Rubalcaba teme perder el control del calendario sucesorio y aguarda a que el vasco enfríe el debate de las primarias. La dirección federal admite que la «precipitación» de López generó inquietud en las federaciones

Una información más, un nombre que siempre estuvo en todas las quinielas, una crónica semanal de cómo respira y se mueve el PSOE... y, sin embargo, saltaron todas las alarmas. El simple hecho de que trascendiera, el pasado jueves, en «La Razón» que Eduardo Madina entraba en la liza por el liderazgo socialista y exploraba sus posibilidades hizo temblar los cimientos de la calle Ferraz. Y no era para menos. Porque si hay un nombre que pueda concitar la unanimidad de las más variopintas familias que cohabitan en el socialismo ése es el del joven diputado vasco. Ese día Alfredo Pérez Rubalcaba tenía una entrevista en televisión a primera hora de la mañana y, aunque, intentó desviar las preguntas sobre el tema, no logró disimular su malestar por lo que se le venía encima. Desde primera hora, en las redes sociales, en las tertulias y en las bases del PSOE no se hablaba de otra cosa. Y todo mientras el secretario general del Grupo Parlamentario en el Congreso, a diferencia de otros, no hubiera movido un dedo, dicho esta boca es mía o participado en operaciones conspiratorias.

Las aguas socialistas, tras 14 meses de convulsiones continuas, bajaban más o menos tranquilas. Bueno, todo lo tranquilas que pueden bajar en un partido que no logra capitalizar el enorme caudal de credibilidad perdido por el Gobierno del PP y cuyo secretario general no inspira confianza ni en los suyos. Pero más allá de esto, los de Rubalcaba empezaban a coger vuelo ante la Conferencia Política de la que en otoño saldrá el nuevo proyecto para el PSOE 2015 cuando de entre el debate de las ideas sobre fiscalidad, modelo de Estado, reforma constitucional y regeneración democrática se abría paso otra vez la batalla nominalista, con lo que Rubalcaba volvía a perder el control del calendario sucesorio.

¿Por qué ahora? ¿Por qué Madina? ¿Por qué Patxi López? Sí, también Patxi López porque lo ocurrido esta semana con el secretario general del PSOE en el Congreso no se entiende sin antes conocer los movimientos del ex lendakari que habían puesto en alerta a distintas federaciones. Y es que el líder de los socialistas vascos andaba sondeando los apoyos con que podría contar entre los barones para ser secretario general tras las europeas. Al parecer, su estrategia pasaba por evitar unas primarias abiertas y ser elegido en un congreso. Sus tanteos inquietaron, y mucho. Andalucía se puso en guardia; Madrid tomó nota; Cataluña se revolvió... y el número de llamadas a Madina para que diera un paso al frente y se postulara en la carrera de la sucesión antes de que le tomara la delantera López se disparó. El líder de los socialistas vascos no tiene enemigos en el PSOE, pero sí se le considera hombre leal a Rubalcaba, «hijo político» de Manuel Chaves y socialista de «aparato». Y las bases piden cambio, regeneración y democracia interna en un proceso abierto, sin control ni componendas orgánicas.

Eduardo Madina, cuyo nombre ya sonó antes del Congreso de Sevilla hasta que él mismo se autodescartó, volvía a estar en boca de todos. De Felipe González porque empieza a ver en él cualidades que hasta ahora no veía y lo cuenta en los cenáculos; de Ibarra porque cree que es el único que puede sacar al PSOE del letargo en que se encuentra; de Bono porque sabe bien de sus aptitudes; de Zapatero porque siempre creyó en él como su sucesor; de Alfonso Guerra porque está muy preocupado con la deriva del partido; de Chacón porque defiende que si no es ella la elegida, que no será, es él quien representa lo que necesita el partido... Y además de todos éstos, otros muchos, incluidos algunos miembros de la dirección, que sintieron que detrás de Patxi López estaba la mano de un Rubalcaba que quería controlar el relevo hasta que su delfín fuera aclamado por el partido. Versión ésta que niegan en la dirección al reconocer que la responsabilidad de todo lo ocurrido esta semana es consecuencia de la «precipitación» de López, que generó inquietud no sólo en las distintas federaciones sino en la propia Ejecutiva. No en vano, algunos dirigentes ya habían advertido a Rubalcaba de que el secretario general del PSE maniobraba desde hace tiempo a sus espaldas, buscaba el desmarque y renegaba de su política.

Y así las cosas, ocurrió lo que siempre ocurre en el PSOE: empezaron las intrigas y los conciliábulos; uno llamó a otro y este otro, a otro y trascendió que Madina estaba siendo requerido de forma insistente para que se postulara para el relevo, que se dejaba querer y que por primera vez se lo pensaba. El tsunami fue mayúsculo. Ni Madina podía creer el vuelo que había tomado en la agenda del día un simple gerundio («me lo estoy pensando»), ni Ferraz daba crédito a lo que escuchaba a algunos socialistas entre bambalinas: que si había que convocar ya primarias; que si había que suspender la Conferencia Política de otoño; que si Rubalcaba debía fijar fecha para un Comité Federal extraordinario; que si el PSOE se acercaba inexorablemente a la catarsis...

El propio Madina telefoneó a Rubalcaba para confesarse desbordado por lo ocurrido y aclarar que nunca quiso verse situado con tanto tiempo en la casilla de salida. Siguió con el «gerundio». Una llamada a la que en Ferraz tratan de dar carácter de normalidad y con la que, al parecer, el diputado vasco se reafirmó en su apuesta y colaboración con la renovación del nuevo proyecto socialista que saldrá de la Conferencia Política de otoño. ¿Después? Después, se verá. Como dice José Antonio Griñán, «cuando lleguemos al río ya cruzaremos ese puente». Hasta entonces, la dirección aguarda a la reunión de la Ejecutiva Federal, a la que está previsto que acuda Madina en su primer acto tras su baja médica y en la que seguro habrá un pronunciamiento en la línea que le trasladó al secretario general para enfriar un debate que él nunca pretendió calentar.

La rectificación

Quien ya ha hecho algo parecido, para rectificar sus precipitados pasos, ha sido Patxi López, que negó que él o Madina estuvieran en una carrera electoral del PSOE y que ambos están comprometidos con la renovación de proyecto, que es ahora lo que toca, junto a la reflexión, el debate de las ideas y la definición del socialismo de 2015. Y lo hizo, dicen, empujado por una Ejecutiva que considera anticipados y equivocados todos sus movimientos. Claro que también sostienen que el episodio Madina le ha expuesto innecesariamente antes de que se abra el baile de candidatos y a dos años y medio de las elecciones generales. Así se lo han trasladado a él personalmente, pero también a los barones, que mueven a sus peones en favor de uno u otro aspirante.

El objetivo ahora es recuperar el control del calendario, enfriar el debate de las primarias y llegar como sea hasta la Conferencia de otoño. Eso será también si Rubalcaba no explota porque algo de hartazgo empieza a haber en el secretario general del PSOE, es un hecho. Como un hecho es que si alguien tiene fuerza hoy para voltear cualquier estrategia o calendario y dar el pistoletazo de salida es Griñán, y no parece por la labor.