Crisis en el PSOE
El día que Madina tiró la toalla
Fernández Vara, Javier Fernández y García-Page, claves para evitar la renuncia del candidato de Rubalcaba
Thomas Jefferson decía: «Cada vez que hagas una cosa, actúa como si todo el mundo estuviera mirando». El problema es que mucha gente, cuando piensa que todo el mundo lo está mirando, se bloquea. Le entra el miedo escénico y le genera una gran ansiedad. Eso es lo que le sucedió a Eduardo Madina la pasada semana. La renuncia de Susana Díaz a presentar la candidatura a la Secretaría General parecía que dejaba el terreno expedito al candidato del secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Al candidato Madina le asaltaron las dudas el jueves de la pasada semana. Tantas, que se planteó seriamente tirar la toalla. Durante 48 horas, el secretario general del PSOE se quedaba sin su hombre de confianza. Madina se iba. Fernández Vara y Javier Fernández, el presidente de Asturias, se tuvieron que emplear a fondo –y así se lo han contado a otros dirigentes territoriales– para evitar que diera un paso atrás. También García-Page se reunió con él. Tuvieron que echar mano de todos los argumentos para que Madina recapacitara y anunciara su candidatura.
En Ferraz, niegan que Valenciano y el propio Rubalcaba participaran en «esta terapia de grupo» que se llevó a cabo en un céntrico hotel situado en la calle Velázquez de la capital madrileña. Desde el entorno de Madina no reconocen estos encuentros al considerarlos dentro del ámbito privado del candidato.
Ferraz no niega la mayor. «Madina tuvo sus dudas porque recibió muchísimas presiones». «Tienes que presentarte, no te preocupes porque vas a ganar con seguridad», le dijeron y le convencieron de que «Susana tendrá que pactar contigo en el congreso». Todos se volcaron en convencer a Madina. El candidato no las tenía todas consigo y sus dudas retrasaron la presentación de su candidatura hasta el viernes 13, en el último minuto.
Según cuentan personas que conocieron de primera mano su situación de desaliento, Madina estaba muy preocupado por la posición de los socialistas andaluces y por su imagen de dependencia de Rubalcaba. Estas mismas fuentes afirman que el candidato vasco «esperaba una fuerte reacción de Andalucía porque su actitud de no retirarse evitó la candidatura de Susana Díaz». «Tomarán nota y harán campaña por otros candidatos», se comentaba en el equipo de Madina. Y parece que así ha sido. Andalucía está tomando partido por Pedro Sánchez y su influencia en otras federaciones se empieza a notar. Valencia, Castilla-La Mancha, –donde sólo controla Madina Ciudad Real– y Aragón crece el apoyo a Sánchez. «De hecho, en estas tres comunidades, además de la andaluza, Sánchez empieza a tener una mayoría impensable hace apenas tres días».
Y lo que es peor para el candidato del aparato de Ferraz, Cataluña la segunda federación socialista en la que se las prometía muy felices por el apoyo de diputados catalanes como Meritxell Batet, Francesc Vallès o Alex Sáez. «El cuento está cambiando» porque diferentes dirigentes territoriales están recogiendo avales por el rival de Madina. En apenas 48 horas, Madina ha perdido importantes apoyos en todas las federaciones. «Y sólo llevamos 48 horas», comentaba el domingo un diputado del Congreso.
Estas premoniciones, que ahora se cumplen, llenaron de desasosiego a Madina, consciente además de que su imagen de candidato oficialista le generaba muchos enemigos. Ésta era una de sus máximas preocupaciones. Por eso, insistía ayer en La Sexta en que «no soy el candidato de Rubalcaba». Sin embargo, Madina «sigue formando parte de la ejecutiva federal que no ha dimitido, que no ha consultado al comité federal todo el proceso y que es la encargada de tutelar el congreso», afirma un recién elegido eurodiputado. Además, Madina «ha sido el protagonista del cambio de las reglas de juego en mitad del partido. En la ejecutiva del día 26 no dice una palabra. Después de varias reuniones en Ferraz y el Congreso con Valenciano y Rubalcaba, anuncia el miércoles 28 que es partidario de un militante un voto», explica un dirigente otrora muy vinculado a Madina. Y sigue hablando: «20 minutos después Rubalcaba acepta estudiar la propuesta. Por la tarde estaba aceptada. ¿Alguien duda de que Madina es el candidato de Rubalcaba?».
El viernes 13 los candidatos empezaron a recoger firmas. Pérez Tapias, Alberto Sotillos y Pedro Sánchez visitaron diferentes agrupaciones socialistas. Sánchez reivindicó la unidad del partido y presentó su candidatura rodeado de militantes. Al día siguiente hizo cinco actos en Asturias. Madina se limitó a reunir periodistas en el Senado ante el busto de Ramón Rubial. Allí dijo que el PSOE necesitaba «un "shock"de modernidad». «¿Modernidad?», se pregunta un diputado. «Cómo puede aportar modernidad si fue secretario general de las juventudes durante tres años y lleva dos años en la ejecutiva federal. Lo siento, pero no es un recién llegado». El candidato Madina fue convencido por el aparato de Ferraz. Ha iniciado una carrera para conseguir los 10.000 avales necesarios con muchos errores. «Los avales los conseguirá, de eso no hay duda, pero tiene que parar estos tropiezos». Quien así habla es un militante que apoya a Madina. La nueva mano de candidatos le está haciendo perder apoyos en todas las comunidades y merma sus expectativas, «por lo que hay que estar atentos y sacar consecuencias». Que iniciara su campaña en una rueda de prensa no ha gustado en exceso. En los actos del País Vasco no aparecieron en la foto ni el presidente del PSE, ni los secretarios generales de Guipúzcoa ni Álava, ni tampoco Patxi López. Para colmo, recibió abucheos en una fiesta popular. Los primeros pasos de Madina «no son para echar cohetes», pero lo que ha sentado realmente mal entre la militancia socialista es que al tercer día de campaña descansó.
«Esto es un desprecio por la militancia. Mucho hablar de lo importantes que son, pero al tercer día de recogida de avales no hace campaña. Eso es desprecio o prepotencia», comentan diferentes círculos socialistas. Desde Ferraz y desde el equipo de campaña de Madina no confirman estas informaciones que certifican fuentes conocedoras de las 48 horas de pánico del candidato de Rubalcaba. «No tiró la toalla porque le presionó. Si no llega a emplearse a fondo, Madina no se presenta. Tenía temores que se están confirmando. Pierde apoyos cada día que pasa».
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