Caso Nóos
El duque niega tener cuentas en el extranjero y haber actuado a través de testaferros
Ni paraísos fiscales ni testaferros. Iñaki Urdangarín ratificó ayer su dilatadísima declaración de hace un año en todo lo referente a la existencia de posibles cuentas fiduciarias en el extranjero a través de las cuales habría canalizado determinados ingresos. De hecho, negó tener cuenta alguna fuera de España e insistió en que nunca ha utilizado testaferros para sacar dinero del país (Anticorrupción sostiene que se sirvió de una cuenta fiduciaria en Suiza para cobrar 140.000 sirviéndose de un supuesto hombre de paja, Robert Cokx, también imputado en la causa).
Pero el principal asunto que justificaba la nueva comparecencia del duque de Palma ante el juez era la imputación de tres delitos fiscales. La abogada del Estado María Dolores Ripoll le interrogó sobre los dos delitos fiscales que se le imputan a cuenta de sus declaraciones de la renta de 2008 y 2009, en las que facturó a través de Aizoon (la empresa que tiene a medias con la infanta Cristina) retribuciones procedentes de sus labores de asesoría y de su trabajo como consejero en seis empresas privadas. Según las fuentes consultadas, Urdangarín asumió los hechos pero negó que utilizara Aizoon como «sociedad pantalla», y justificó su actuación debido a que los medios personales y materiales de Aizoon estaban a su servicio para prestar las labores de asesoría que desarrollaba, por lo que considera correcto facturarse los ingresos correspondientes a través de esa sociedad. En ese momento, aseguran fuentes jurídicas, «el fiscal le recordó que los trabajadores de Aizoon que podían auxiliarle en esas tareas eran cuatro empleadas de hogar, tres sobrinos suyos y otra asalariada que ni siquiera sabe quién es». El duque de Palma volvió a insistir en que si ha cometido alguna irregularidad fiscal está dispuesto a asumir las consecuencias tras recordar, una vez más, que él no se encargaba de esas cuestiones, pues para eso disponían de un asesor fiscal, uno de los cuñados de Diego Torres.
Sobre otra de las cuestiones que están en entredicho, que efectivamente abandonara el Instituto Nóos en marzo de 2006 –Torres declaró que se trató únicamente de cubrir las apariencias a instancias de la Casa Real y que su socio «seguía detrás de los proyectos después de esa fecha»–), el duque de Palma se limitó a reafirmarse en lo que ya declaró al respecto en febrero de 2012: que a partir de entonces se desvinculó completamente de Nóos y se centró en otros proyectos. Entre ellos la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social, que según él no tenía nada que ver con la asociación sin ánimo de lucro, aunque para el fiscal de Anticorrupción Pedro Horrach se trataba de un calco del Instituto Nóos en la que únicamente se puso el acento en que Urdangarín no figurara en los órganos de dirección para seguir las recomendaciones de José Manuel Romero, asesor legal del Rey. El duque de Palma hizo hincapié en que sólo presidía el consejo asesor, pero la Fiscalía sostiene que «los auténticos mandos» eran el yerno del Rey y Torres, una impresión compartida por el ex presidente de la fundación Javier Ignacio Nieto Santa, a quien se tomó declaración en Barcelona hace sólo unos días.
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