El desafío independentista
El fin de la inmersión
Ahora que están tan de moda las consultas y en el momento que la sociedad catalana disponga de una ley que le permita consultar en el ámbito de sus competencias sería del todo conveniente preguntar a los padres si prefieren un sistema educativo monolingüe sólo en catalán o un sistema plurilingüe en el que se dé el uso conjunto y equilibrado de nuestras dos lenguas oficiales y se garantice el conocimiento del inglés o el alemán, como se hace en otros muchos países del mundo. Estoy segura de que el resultado iba a ser tan rotundo que los padres no tendrían que volver a reclamar ante los tribunales el derecho a que sus hijos puedan recibir una enseñanza bilingüe acorde con la realidad social, y la discriminación lingüística se habrá terminado.
Así, los alumnos de mañana serán mucho más competitivos y mejor instruidos si son competentes por lo menos en tres lenguas, las dos oficiales, castellano y catalán, y además en una lengua extranjera que les permita elegir en el futuro el lugar en el que quieren trabajar y lo hagan en igualdad de condiciones que cualquier otro alumno europeo en el actual contexto de globalización. Tan sólo es pedir para todos los alumnos catalanes aquello que ahora sólo disfrutan quienes se lo pueden pagar, como los hijos de los presidentes de la Generalitat que estudian en escuelas privadas y trilingües. Una discriminación que las reiteradas sentencias de los Tribunales rechazan, poniendo en evidencia el abuso de poder, la necesidad de modificar el sistema de aprendizaje y exigir que el sistema educativo abandone la imposición y se adapte a los nuevos tiempos en los que el aprendizaje de idiomas es una necesidad que permitirá afrontar mejor los retos que la crisis actual ha puesto en evidencia. Por eso la inmersión lingüística tiene los días contados.
*Diputada del Parlamento de Cataluña por Ciutadans
✕
Accede a tu cuenta para comentar