Ejército del Aire

El futuro avión de entrenamiento del Ejército se retrasa antes de «despegar»

De marzo a diciembre. Las primeras seis unidades de la nueva aeronave tenían que llegar a principios de 2020, pero no lo harán hasta finales del próximo año como pronto

El Ejército del Aire llevaba tiempo con una fecha marcada en rojo en su calendario: septiembre de 2021. A partir de ese momento, no podrá continuar proporcionando entrenamiento básico a los alumnos de la Academia General del Aire de San Javier (Murcia) con los actuales aviones CASA «C-101», a punto de cumplir su vida útil tras casi 40 años de servicio. «Ya no se puede alargar más su vida», advirtió a principios de año el Jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire, general Javier Salto. Por este motivo, el Consejo de Ministros aprobó en abril destinar 225 millones al programa «Avión Entrenador» para adquirir una nueva aeronave para la enseñanza de los futuros pilotos, en concreto, un Sistema Integrado de Enseñanza (ITS, por sus siglas en inglés), «más eficiente y mejor orientado al empleo de las tecnologías que el actual».

En Murcia empezaban ya a ver la luz al final del túnel y, de hecho, el 28 de mayo ya estaba listo el Pliego de Prescripciones Técnicas, un documento de 29 páginas, firmado por el director técnico del programa, coronel Manuel Rodríguez Pardo del Castillo. Se trata de un dossier en el que se detallan los requisitos y plazos que marca el Ejército del Aire para los 24 aviones turbohélice que quiere adquirir entre los años 2020 y 2022. En concreto, marcaba un «plan de entrega» en el que establecía que las primeras unidades tendrían que llegar en marzo de 2020: seis aviones, un simulador de cabina, un simulador de vuelo y un paquete inicial de repuestos para cubrir 22.600 horas de vuelo en dos años. Además, obligaba al contratista a formar a 6 pilotos y 20 mecánicos en las particularidades de esta nueva aeronave.

Todo seguía su curso y el 12 de julio el Consejo de Ministros autorizaba la celebración del contrato, dejando claro que antes de 2021 «deberá estar en servicio un número determinado de aviones que, junto con el sistema de entrenamiento en tierra, garantice la continuidad de la enseñanza básica en vuelo de la Academia General del Aire».

Sin embargo, el primer contratiempo estaba a punto de llegar, pues el 31 de julio, la Subdirección General de Programas del Ministerio de Defensa se vio obligada a modificar, «por un error en el Pliego de Prescricpiones Técnicas», tanto el plan de entregas como varios aspectos relativos a la formación.

De esta forma, las primeras unidades ya no llegarían en marzo y ahora lo harán «antes del 31 de diciembre de 2020», apurando aún más los plazos de cara a esa fase de convivencia entre los aviones actuales y el nuevo sistema que evite paralizar la instrucción. Pero también varía el ya citado paquete inicial de repuestos que debía entregarse: ya no cubrirá 22.600 horas de vuelo, sino 17.200.

Junto a esto, el primer pliego también establecía que la empresa que finalmente se haga con el contrato formaría a seis pilotos, aumentándolo ahora hasta ocho. Además, marcaba que «el idioma de impartición de los cursos y redacción de los materiales será el español», algo que también se modifica y en el nuevo pliego se establece que «la redacción de los materiales será en inglés».

Cambios, básicamente el del las entregas, que dejan poco margen de reacción en caso de que se produzca algún contratiempo más, algo muy habitual en estos programas. De hecho, las empresas interesadas en presentarse sólo tienen hasta el 23 de septiembre.

Y es que el contrato arranca el 1 de enero de 2020 y concluye el 31 de diciembre de 2022. Durante esos tres años, el Ejecutivo desembolsará 225 millones a razón de 75 al año. Eso sí, en su día Defensa ya avisó de que la intención es «comprar un avión de los que ya están disponibles en el mercado», ya que uno nuevo de fabricación española –como deseaba el Ejército– tendría que haber comenzado hace años y, de arrancar ahora, no estaría listo al menos hasta 2026.

Así, según el nuevo plan, antes del 31 de diciembre deberán estar en San Javier, además de los seis primeros aviones y el paquete de repuestos, un simulador de cabina y otro de vuelo. Entre diciembre de 2020 y junio de 2021 se realizará la formación de pilotos y mecánicos, fecha a partir de la cual seguirá la recepción de materiales. En junio de 2021 está previsto que llegue un simulador de cabina, otro de vuelo, un sistema de enseñanza asistido por ordenador y un entrenador de salida de emergencia en tierra; antes del 31 de agosto, otros ocho aviones; en noviembre de 2021, dos aviones; en enero de 2022, otros dos, los mismos que en febrero, marzo y abril de ese año.

A falta de saber qué aeronave será la elegida para sustituir a los «C-101» (que son los mismos que usa la Patrulla Águila en sus exhibiciones), desde hace tiempo los principales candidatos son el «T-6 Texan» estadounidense y el «PC-21 Pilatus» suizo, dos modelos que cuentan con el visto bueno del Ejército del Aire.

Hasta 30 segundos invertido y con humo para acrobacias

Estos son algunos de los requisitos que exige el Ejército del Aire: -Velocidad máxima indicada: entre 370 km/h y 425 km/h a una altitud de 7.600 metros y con medio depósito.

-Techo de servicio: entre 7.600 y 9.150 metros.

-Alcance: entre 800 Y 1.020 km a una velocidad máxima de 370 km/h y con unos 120 kg de combustible.

-Autonomía: entre hora y media y 2 horas a una velocidad de entre 370 y 425 km/h.

-Factor de carga límite: entre +8 y -3Gs.

-Tiempo en vuelo invertido: de 15 a 30 segundos.

-Otros sistemas: dará más puntos al que ofrezca un sistema de humos para acrobacias (para la Patrulla Águila) o un sistema de oxígeno a bordo.