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Moncloa se resigna: «Hay carpetas de todos los ministros»

El Gobierno importa el discurso victimista de las primarias y cree que saldrá reforzado del ataque.

La portavoz del Gobierno, Isabel Celaá. Foto: Efe
La portavoz del Gobierno, Isabel Celaá. Foto: Efelarazon

El Gobierno importa el discurso victimista de las primarias y cree que saldrá reforzado del ataque.

El Gobierno mantiene su estrategia de contención para hacer frente a la crisis que amenaza sus cimientos. Ni un minuto tardó la ministra portavoz, Isabel Celaá, en lanzarse al ataque contra la oposición por la actitud que está adoptando en los sucesivos escándalos que cercan al Ejecutivo. Bajo la premisa de que «no terminan de asumir que han perdido el poder de una forma democrática y constitucional», desde Moncloa se acusó al PP –en connivencia con Ciudadanos– de orquestar una «campaña de acoso al Gobierno, incomparable en democracia». «Hemos pasado de la impunidad de antaño a la persecución», se quejó la portavoz. El «bloqueo institucional» del que acusan a estos partidos vivió ayer su punto álgido cuando la Mesa del Congreso, un órgano de «naturaleza técnica» pero con mayoría de populares y naranjas, frustró –en su opinión «de manera partidista»– las aspiraciones de PSOE y Unidos Podemos de avanzar en la aprobación de una nueva Ley de Estabilidad, imprescindible para aprobar sus Presupuestos a tiempo. El PSOE planteará un recurso de amparo al Tribunal Constitucional ante la negativa de trasladar al Pleno «sin motivación alguna» la decisión de tramitar por la vía de urgencia y en lectura única la proposición de ley que pide reformar la citada norma. «Una minoría en el Congreso se dedica a bloquear la gobernabilidad del país, se erigen en mayoría quienes no lo son y boicotean las iniciativas del Gobierno y de la mayoría parlamentaria que representa a la mayoría de los ciudadanos», lamentó Celaá, al tiempo que calificaba de «arbitrario, inaudito e inaceptable» el acuerdo de la Mesa.

Para el Gobierno el «brutal acoso» al que se somete al Ejecutivo por parte de PP y Ciudadanos «produce un bochorno democrático» y esto comienza a ser «más que evidente no ya para la izquierda, sino también para muchas otras personas y colectivos de centro y liberales que están mostrando su repulsa contra esta cacería». Estas palabras de la portavoz explicitan la estrategia victimista por la que ha optado Moncloa para sortear sus horas más bajas. El modelo a importar es el de las primarias. «Las víctimas siempre caen muy bien», reconoce un miembro del Ejecutivo, recordando la victoria de Pedro Sánchez sobre Susana Díaz por la Secretaría General del PSOE. Entonces, el defenestrado líder socialista utilizó su traumática salida de la dirección del partido el 1 de octubre de 2016 como trampolín para recuperar las riendas de Ferraz. En estos círculos gubernamentales se cree que si se «aprieta mucho» al Gobierno, al final puede ser «contraproducente» y causar el efecto contrario al que buscan los impulsores de estas noticias. «No nos hemos caído de un guindo. Aquí no se busca hacer justicia ni la verdad, lo que se busca es machacar a una persona –en alusión a Dolores Delgado y Pedro Duque– para hacer caer un gobierno», aseguran.

Moncloa mantiene el cierre de filas con la ministra de Justicia, «que dará todas las explicaciones en su comparecencia en el Congreso», y el de Ciencia, «un hombre respetado y un excelente ministro». La portavoz llegó a asimilar al Ejecutivo con el «granito», un equipo «perfectamente engrasado, que enfrenta los problemas diarios con determinación y seguridad». No obstante, el nerviosismo en el Ejecutivo es evidente ya que dicen conocer «perfectamente» la existencia de «carpetas de todos los ministros» con información comprometida como la que se ha hecho pública sobre Delgado y Duque para mantener viva la campaña de desgaste contra el Gobierno. Estas mismas fuentes reconocen que en un primer momento esta estrategia de poner el foco en lo personal en lugar de en lo político está «eclipsando» las iniciativas que cada Consejo de Ministros saca adelante para mejorar las condiciones de vida de los españoles, sin embargo, desde esta perspectiva la estrategia es «ir a lo concreto», esto es, no a grandes medidas –como la reforma constitucional para suprimir los aforamientos o la exhumación de Franco– sino a iniciativas específicas que se acaben materializando en resultados perceptibles para los ciudadanos. «Lo nuestro es política de hechos», defienden. Aunque también reconocen que si el bloqueo sigue y hace insostenible la gobernabilidad no quedará más remedio que disolver las Cortes y convocar elecciones.