El Gobierno imposible

Hace un año Pedro Sánchez declaraba que «no me cierro a que haya representantes de Podemos o Ciudadanos dentro de un Gobierno transversal». Era una de las fórmulas que se barajaba para desbloquear el resultado de las urnas del 20-D, un tripartito que ahora otros resucitan.

Pero Rivera rechazó el planteamiento de Sánchez, ya que Ciudadanos y Podemos eran «absolutamente incompatibles», como textualmente declaró. Mientras que Íñigo Errejón no descartaba apoyar un gobierno transversal con «representantes de Ciudadanos».

A esta fórmula se la llamó «gobierno del cambio» y fracasó. Un año después se vuelve a agitar el fantasma de la ingobernabilidad. La responsabilidad que mostró el PSOE con su abstención y la valentía de Ciudadanos con su voto afirmativo el pasado mes de noviembre en la investidura del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no pueden disolverse después de que el país haya podido contar de nuevo con un gobierno, tras 314 días de interinidad.

Las cifras hacen posible que PSOE, Podemos y Ciudadanos planteen un frente común permanente contra el Gobierno para erosionarle e imponerle sus puntos de vista o en el peor de los casos plantear una moción de censura. Las tres formaciones suman 188 diputados, más de la mayoría absoluta que está fijada en 176 escaños.

Esta táctica de acoso y derribo al Gobierno puesta en práctica por este tridente reporta beneficios al PSOE y Podemos, pero no a Ciudadanos, del que se espera que sea la fuerza que complemente al PP y al PSOE.