Política

El desafío independentista

El Gobierno pide una «Diada para todos» que no divida a los catalanes

La Razón
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El Gobierno evitó ayer en la medida de lo posible asumir protagonismo ante la celebración de la Diada en Cataluña. La estrategia fue abstenerse de declaraciones que pudieran ser utilizadas por la élite nacionalista para azuzar a los manifestantes y mantener el perfil bajo y moderado que, hasta ahora, ha presidido la gestión de este problema. El mejor símbolo de esta estrategia fue la respuesta de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien optó por colocar en el centro del foco a Artur Mas, para reprocharle que aplique políticas que separan y dividen. Al Gobierno «le gustaría un día de la Diada de todos», ya que los políticos están para «unir». «Y lo peor que puede hacer un político es obligar a la gente para la que gobierna a dividirse y a separarse», añadió. Siguiendo el camino que ha marcado en todo momento Mariano Rajoy, la vicepresidenta insistió en que Mas debería centrar sus energías en unir a los catalanes y en solucionar sus problemas, porque para eso le han votado en las urnas «y no para generar conflictos» artificiales.

En este discurso no entra la valoración de los manifestantes que ayer ocuparon las calles de Cataluña porque el Ejecutivo entiende que su gestión debe centrarse en señalar los errores de la actuación política, así como en criticar la utilización de las instituciones para alentar caminos que se salen de la legalidad, «engañando a los ciudadanos». Valora la manifestación como una muestra «de la libertad de expresión», que confirma que en España la democracia funciona muy bien.

La posición del Ejecutivo sigue siendo la misma: un «no» a la consulta y el «sí» al diálogo y a la cooperación con la Generalitat. Sáenz de Santamaría destacó que el Gobierno de Rajoy «también es Gobierno para Cataluña y sus ciudadanos». «Y mantenemos nuestra oferta de diálogo dentro de la Constitución, que es el marco de convivencia que nos ha servido a todos los españoles para consolidar una democracia y alcanzar niveles de bienestar que ahora estamos trabajando para recuperar», afirmó en el Congreso.

En Moncloa confían en que Mas no vuelva a cometer el error de confundir una manifestación con el sentir mayoritario de los ciudadanos en las urnas. Es decir, que no repita el error que le llevó a apropiarse de aquella manifestación de la Diada de 2012 para ir a unas elecciones de las que «salió claramente derrotado». Así, confía en que el líder de CiU mantenga su compromiso de no forzar una consulta ilegal en 2014 y que retrase el choque de trenes hasta 2016. «Mas sabe que el choque de trenes afectaría a la confianza en España, y también en Cataluña, y él tiene serios problemas financieros y de deuda. También sabe que por ese camino iría a la ruptura de la coalición con Unió», advierten desde el Gobierno.